¿Qué fue del juego de cartas de las 7 familias?
Recordamos un juego que marcó a toda una generación en la década de los ochenta
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El denominado “juego de las siete familias” es un juego de naipes que tenía un público muy concreto: los niños. Pequeños de cualquier edad podían jugar a él. Se inventó en Inglaterra en 1851 por la compañía Jaques of London y rápidamente se extendió a otros países. En nuestro país adquirió gran relevancia a partir de 1965 gracias a la marca Heraclio Fournier quien lo introdujo en España bajo el nombre “Familias de 7 países”. En 2015 se cumplían 50 años de la primera edición de una de las barajas más míticas jamás fabricadas en España. Ahora, dadas las circunstancias, tenemos la oportunidad de rescatarlas de ese cajón dónde las tenemos olvidadas.
Probablemente es la baraja infantil de cartas que más se recuerda. En numerosas ocasiones con alguna que otra edición, se ha permitido trasladar este divertido juego de padres a hijos. La baraja de las “Familias de los siete países” se compone de 42 cartas. A su vez, está dividido en 7 familias de 6 componentes cada una de ellas (abuelo, abuela, padre, madre, hijo e hija). Las familias, valga la redundancia, son tiroleses, chinos, bantúes, mexicanos, árabes, indios y esquimales. Por aquel entonces, y en las fechas en las que llegó a nuestro país, era una manera muy didáctica de acercar a los pequeños distintas culturas lejanas de una forma educativa. Seguramente sean muchas las personas que todavía disfrutan de ellas.
¿En qué consiste el juego? Es muy sencillo. Consiste en repartir las cartas a los distintos jugadores (de dos a seis) y completar las familias. Resulta, por tanto, vencedor el que más familias complete. Cada jugador por cada turno iba pidiendo a los restantes los que se suponía que tenían. Por ello, si fallaba... se pasaba el turno al siguiente.
El ilustrador que ponía rostro a esas familias ficticias a través de las cartas se llamaba José Luis López Fernández. Y al fallecer, su familia pidió que no se alterase jamás el diseño a pesar de las numerosas reediciones. Querían así rendirle un homenaje, con esas míticas ilustraciones intactas.
Además, en esas cartas aparece cada uno de los miembros de esa familia realizando una acción en concreta. El reverso reflejaba el clásico de la marca que comercializaba estas cartas, Fournier: se vislumbraban grandes rombos rojos con margen blanco.
En los últimos años se calcula que se imprime una tirada de juegos de cartas de unas 50.000 unidades.... por lo que si hacemos los cálculos correspondientes se han vendido cerca de 10 millones de unidades. Todavía hoy se pueden adquirir. Así que, te recomendamos que las rescates y te animes a jugar en familia o bien que te animes y las adquieras. Es un juego muy recomendable.