No cometas este error fatal con la bechamel de tus croquetas

Junto con la tortilla de patatas y las bravas son las imprencindibles de cualquier tapeo. Además son perfectas para la cocina de aprovechamiento ya que admiten cualquier relleno, sea dulce o salado.

Nunca usamos aceite ni margarina

Aparentemente son un plato sencillo, pero tienen su aquel porque conseguir una buena bechamel cremosa y un perfecta fritura, no resulta tan sencillo. El tema del aceite quizás tenga una solución más fácil, basta con que sea abundante y que esté muy caliente. De esta forma conseguiremos que estén más crujientes y que la grasa no penetre en su interior.

Pero la bechamel tiene más enjundia. Alonzo José González, propietario de 'Croqueta Real Gourmet' en Madrid se decanta con una bechamel sencilla con leche entera, harina, y mantequilla.  "Nunca usamos aceite ni margarina", aclara a cope.es.  Pero atención a este matiz. En 'Croqueta Real' primero ponen la mantequilla con el harina y cuando la mezcla está caliente, añaden toda la leche de golpe. Nada de ir agregándola poco a poco.   Y el truco de los trucos,  tan necesario como sacrificado, remover durante una hora. Precisamente ese es el error garrafal que cometemos cuando  preparamos la bechamel, ser impacientes y darle menos vueltas de las que se merece.

Otro truco, "para conseguir un sabor diferente hay que introducir los ingredientes  30 minutos antes del proceso final, así conseguimos que la croqueta tenga algún tropezón, de hacerlo antes se deshará  y no encontraremos al abrirla ese trozo de pollo o de langostino tan bueno".

Aunque parezca imposible un plato tan tradicional, también se renueva. "Nos atrevemos con sabores totalmente diferentes, como la croqueta de carrillera al vino dulce, (guisamos la carrillera con las verduritas y añadimos ese guiso a la bechamel) o de foie con gominola de manzana". 

Y para los más atrevidos también las podemos encontrar  dulces "de Nutella, arroz con leche o lacasitos con chocolate blanco". 

Por cierto, como son laboriosas, si hacemos de más, se pueden conservar perfectamente en el congelador, ya sea antes o después de fritas.