Cádiz CF

La otra crónica del Cádiz 0-1 Real Sociedad, por Pepe Ortega

El calendario no espera a nadie y a falta de poco más de dos semanas para que termine el mercado de fichajes, la afición espera ansiosa unos refuerzos que eleven el nivel

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Redacción COPE Cádiz

Cádiz - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Tras una apoteósica permanencia conquistada en Vitoria, volvió a rodar el balón de La Liga Santander por el verde del Nuevo Mirandilla para medirse a la Real Sociedad de Imanol Alguacil. Con overbooking en la enfermería y sin la llegada de jugadores que aumenten el nivel de la plantilla, Sergio González intentó dificultar las triangulaciones por dentro de Silva, Take, Brais, Merino y compañía, con un doble pivote formado por Fali y José Mari.

La indudable calidad arriba del equipo Txuri Urdin se encontró con un Cádiz impreciso y descoordinado atrás. Y así llegó el único gol del partido en el ecuador de la primera mitad. Error garrafal en la salida de balón, desajuste en la defensa, buen balón de Merino a Kubo, que no perdona. Los fallos tontos se pagan caros y equipos como la Real te piden hasta el último céntimo.

Los balones sobrevolaban las cabezas del mediocampo amarillo, incapaz de coger la batuta y dirigir la orquesta, en un afán ansioso de llegar a la portería defendida por Remiro. Pocos frutos y mucha desesperación. Un disparo de Fali a la salida de un córner, que salvó Merino, fue la única ocasión clara del cuadro de Sergio González.

En la segunda mitad, el técnico cadista movió ficha e ingresó a Mabil, que sorprendió con su desparpajo, velocidad y golpeo, y retiró a Alberto Perea. Los visitantes, tras los cambios de sus jugadores más desequilibrantes, levantaron el pie del acelerador. Ni con esas, el Cádiz CF, que parecía con más determinación que en la primera parte, fue capaz de empatar el encuentro. El posterior carrusel de cambios poco iba a cambiar la trascendencia de un partido que, si no hubiera sido por un colosal Conan Ledesma, hubiera terminado con un resultado más abultado. Algunas acciones fruto de la desesperación por parte de Alejo, Fali o Espino hacían muestra de la impotencia propia del “querer y no poder”.

El calendario no espera a nadie y a falta de poco más de dos semanas para que termine el mercado de fichajes, la afición espera ansiosa unos refuerzos que eleven el nivel de una plantilla necesitada. Y como todo en la vida: lo bueno, se paga.

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