Semana Santa

Por gozar de tu amor, Concepción

El regreso de la Concepción y el rosario de la aurora de la Esperanza inundaron de ambiente cofrade la festividad de la Inmaculada

Concepción

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La festividad de la Inmaculada Concepción es una fecha señalada para nuestra ciudad y para otras muchas localidades de la provincia, al tratarse de la patrona de la Diócesis de Sidonia-Jerez. La jornada contó con la presencia en las calles de la ciudad de dos Dolorosas que inundaron de ambiente cofrade las concurridas calles.

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El rosario de la aurora de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada inauguró el pasado ocho de diciembre. Sobre las nueve de la mañana, se echó a las calles la Dolorosa de la Plazuela entre villancicos cantados magníficamente por el coro de la hermandad. La Yedra es la Yedra, ya sea en la Madrugá de un Viernes Santo o en la mañana fría de un día de diciembre. La Virgen lo llenó todo y regaló momentos típicos de los días Santos, como cuando el sol besa su cara en la calle en la que nació Lola Flores o la hora de la recogida. A diferencia de la Madrugá, el rosario de la aurora finalizó en el interior de la parroquia de Madre de Dios, donde la hermandad celebrará sus cultos en los próximos días.

Fue entonces momento de desayunar, hacer tiempo y buscar las primeras zambombas del día. En ellas, sonaban los típicos villancicos que también se escucharon tras el manto de la Esperanza. Pero había uno que lo hacía con mayor fuerza. "Tin tin, Catalina, tin tin Concepción". Todos los ocho de diciembre, la Dolorosa de la hermandad de la Exaltación recorre las calles de su barrio en su tradicional rosario de la aurora. Pero este año, ha sido especial. La Virgen se encontraba en la Catedral, donde fue trasladada hace una semana de manera sublime, dejando estampas para la historia. En estos días pasados, celebró en la antigua Colegial su triduo y el pasado domingo, presidió la pontifical que celebra la festividad de la Inmaculada Concepción, presidida por monseñor José Mazuelos.

De esta manera, la hermandad de Las Viñas celebró que el ocho de diciembre de hace cincuenta años, su Dolorosa fue coronada por su barrio y en su parroquia. Y que, hace quince años, la realeza de María Santísima de la Concepción fue rubricada de manera canónica. Así las cosas, a las cuatro y media de la tarde se abrieron las puertas de la Santa Iglesia Catedral para que la Virgen, bajo su palio, regresara a su barrio y a su parroquia, cerrada desde hace unos meses por obras. Recorrió enclaves del centro como la plaza Arenal o la calle Larga, abarrotados de cofrades y de gente que buscaban el calor de las zambombas y se encontraron con la Santísima Virgen. En San Pedro, una vez caída la noche, se vivió uno de los momentos más íntimos en el saludo a la hermandad del Loreto. La Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras contribuyó a tan elegante regreso con sus sones. En aquel momento, sonaba Soleá dame la mano.

No obstante, una vez salvado el centro, era en el barrio donde estalló el júbilo. El barrio que la coronó hace medio siglo y que día tras día se encomienda a Ella. Primero, el puente, en el que hubo una concentración multitudinaria en torno al palio. Más tarde, ya cercana a su templo, fue recibida con alfombras de sal y colgaduras. Sobre las once de la noche, la recogida en su parroquia de Las Viñas puso el broche de oro a un nuevo ocho de diciembre.

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