Gervasio Sánchez: "La guerra en Ucrania empezó en 2014 y ha costado miles de vidas ante al pasividad de todos"

El fotoperiodista cordobés lleva más de 40 años cubriendo zonas de conflicto

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Escucha la entrevista completa a Gervasio Sánchez, fotoperiodista cordobés en zonas de conflicto

Laura García

Córdoba - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Más de 40 años cubriendo conflictos acreditan al fotoperiodista cordobés Gervasio Sánchez, que se ha colgado la cámara al cuello en 25 conflictos por todo el mundo (África, América Latina y Los Balcanes) para plasmar los horrores de la guerra. Gervasio se sitúa en sus trabajos siempre de lado de aquellos que tienen todas las de perder: las víctimas. Ahora, le preguntamos por la guerra en Ucrania y los temas que giran alrededor de ella; y también por la oleada de solidaridad que se ha desatado dentro del pueblo europeo.

-Dice que trata de no hablar de la guerra en Ucrania porque no está allí. ¿Qué piensa cuando ve a tertulianos en televisión hablando del conflicto ya no solo sin estar allí, sino sin ser muchas veces ni siquiera expertos en estos temas?

-Creo que estos personajes, que yo llamo ‘todólogos’, merecen una reflexión. Parece que saben de todo y se permiten el lujo de hablar de cualquier tema cuando está en el foco mediático. Afganistán en agosto, la isla de la Palma en septiembre, ahora Ucrania y mañana cualquier otro tema. Deberíamos empezar a plantearnos esto porque hace un flaco favor al periodismo. Nos hacen falta periodistas que puedan tratar un tema en profundidad, que lo hayan visto con sus propios ojos. No estoy en contra de analistas o columnistas, pero sí de aquellos que se suben rápidamente al foco mediático.

-Ayer dijo en la charla ‘Los ojos de la guerra’, que España está vulnerando su ley de armas, votada en Parlamento, por la que se comprometieron a no enviar ni vender armas a terceros países en conflicto. ¿Es compatible esta ley con el hecho esencial de pertenecer a la OTAN?

-La ley de control de armas aprobada en el Parlamento español en 2006 obedece, evidentemente, a esta estructura militar en la que estamos inmersos, que es la OTAN. El problema es que es una ley que se está violando desde el día después de haberse aprobado. España vende armas a países con conflictos internos, conflictos vecinales, otros que violan sistemáticamente los derechos humanos, que utilizan las armas contra la población civil o que triangulan armas. Si se quiere vender o regalar armas a Ucrania, se tiene que intentar por todos los medios que esas armas sean legalizadas, si tienen que hacer algún cambio en el parlamento, que lo hagan.

-En los países Occidentales y en concreto en la Unión Europea creemos que estamos a salvo de otra guerra militar porque somos una sociedad alfabetizada. ¿Hasta qué punto estamos a salvo de la manipulación? ¿Cuáles son los ingredientes que hacen que la manipulación acabe en tanques?

- Lo primero que me gustaría es recordar que en Ucrania no hay una guerra desde ayer, ni desde hace tres semanas. Hay guerra desde 2014. Una guerra que ha costado decenas de miles de muertos ante la pasividad y la inoperancia absoluta de la población y de los gobernantes europeos. Nadie se ha preocupado de lo que ha pasado en estos último siete u ocho años. Se han empezado a preocupar ahora porque es posible que este conflicto pueda extenderse, y eso sensibiliza a los ciudadanos europeos. Los ciudadanos europeos y españoles somos a veces muy poco dados a profundizar en los temas. Nos dejamos sobornar por la parafernalia política y mediática y no somos capaces de elegir una buena salud informativa.

- ¿Pero somos vulnerables a ser objeto de manipulación y vivir situaciones pasadas?

-Bueno, esto ha estado ocurriendo durante la pandemia. Los gobernantes, da igual de qué ideología, han engañado descaradamente a los ciudadanos: en cifras, en impedir ver lo que estaba pasando a través del trabajo de los periodistas, con prohibiciones permanentes de entrar en lugares sensibles (residencias, hospitales y cementerios). Y los ciudadanos se han acomodado a estas maneras de infantilizar a la población. Esto es demoledor para la opinión pública y puede pasar en cualquier escenario.

-Ahora nos vemos envueltos en olas de solidaridad con Ucrania como pocas veces habíamos visto antes. Alguien que ha vivido los horrores de la guerra durante toda su vida como usted, ¿qué cree que diferencia a esta guerra de todas las demás? ¿Por qué no actuamos siempre así?

-El primer impresionado con esto soy yo. En este país se ha dado la espalda sistemáticamente a los inmigrantes de todas las nacionalidades, especialmente a los subsaharianos, magrebíes o los que vienen de Oriente Medio. Si somos solidarios con los ucranianos e insolidarios con el resto es porque algo falla. No quiero pensar que se trata del color de la piel, pero no se me ocurre otra cosa.

-¿Qué hay después de la guerra, cuando el mundo se olvida y pasa a lo siguiente que copa las portadas en medios?

-Quedan las consecuencias. Ni la guerra empieza cuando se tira la primera bomba ni acaba cuando se firma un acuerdo de paz. De la guerra queda el dolor, la violencia, el trauma y los familiares desaparecidos.

-¿Consumimos la información que nos viene de la guerra de la misma forma que hacemos con el resto de cosas?

-Tenemos tendencia a consumir todo de cualquier manera. Nos hacen creer que lo que dice mi medio favorito y el partido al que voto es lo mejor. Nos cabreamos sistemáticamente con el otro, somos muy poco autocríticos.

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