Antiguo Correos y Hacienda: dos edificios emblemáticos de Málaga que siguen en punto muerto

En un contexto de pandemia, varios proyectos urbanísticos de la capital se están viendo afectados. Pero hay otros motivos que están provocando una dilatación en los plazos. Encontramos dos ejemplos en pleno centro de Málaga capital y en edificios emblemáticos como son el de Correos y el de Hacienda ¿Qué ocurre con ellos y cuál es su situación?

El antiguo edificio de Correos, de unos 16.000 metros cuadrados, cerró sus puertas en 2010 y el Gobierno central lo cedió a la Junta de Andalucía en compensación por la conocida como “deuda histórica”. El Gobierno andaluz lo sacó a subasta y fue adquirido por 23 millones por el Grupo Nitsba, del que es propietario Haim Tsuff.

Este magnate israelí posee centros comerciales, parques de negocios, hoteles y tiene la base de operaciones en su país. De hecho, su conglomerado de empresas es propietaria y gestora de más del 50 por ciento del espacio comercial del aeropuerto de Tel Aviv.

El proyecto que se baraja en el antiguo edificio de Correos de Málaga es un hotel con un concepto distinto a los que existen hoy día en Málaga y que se centraría en la celebración de eventos.

CALIFICACIÓN DE USO

Por ahora, el antiguo edificio de Correos sigue vacío y el proyecto, parado. El motivo es que está calificado de uso semipúblico y para poder recalificarlo como suelo hotelero, los propietarios están obligados compensar a la ciudad adquiriendo un terreno en otro punto de la capital y construyendo en él unas instalaciones de uso residencial. Es decir, devolverle a la ciudad el espacio que perdería al destinar el antiguo edificio de Correos a un hotel. El representante de Grupo Nitsba, el abogado Antonio Jesús Díaz, asegura en COPE que están trabajando para acelerar esa permuta.

El avance es que ya barajan dos ubicaciones para esa compensación: “una es en un edificio bastante conocido en Málaga, en la zona este, en El Palo. La otra opción se encuentra en Carlinda”.

OKUPAS

Mientras tanto, ante la situación abandono, y a petición de Urbanismo, los propietarios han tapiado las entradas para evitar el acceso de okupas al edificio “realmente no son okupas, son desvalijadores, porque lo que están haciendo es llevarse lo poquito de valor que pueda quedar en el edificio. Recientemente hemos puesto tabiques de ladrillo porque lo que había antes eran cristales y los rompían”, señala el letrado.

EDIFICIO DE HACIENDA

Justo enfrente está el edificio de Hacienda, de unos 23.000 metros cuadrados. Su propietario es el Gobierno central y fue desalojado en diciembre de 2019 para acometer un proyecto de refuerzo y reparación de su estructura; además de adaptarlo a las normativas de accesibilidad, seguridad y ahorro energético.

A principios de 2021, el Colegio de Arquitectos de Málaga presentó un recurso a uno de los dos proyectos de actuación “en la segunda licitación, destinada fundamentalmente a la renovación de las instalaciones, no se había contemplado la participación de arquitectos”, explica su decano, Francisco Sarabia.

Añade que el ese recurso de los arquitectos anuló el concurso y se volvió a convocar. Ahora se encuentra en fase de resolución “no hay ganador o empresa que tenga el contrato y el encargo de hacer esos proyectos. Tendríamos que esperar a que se resuelva por parte de la administración central”, señala.

SIN OBRAS

Según el decano de los arquitectos, todavía no se ha acometido ninguna actuación de calado, es más, lo lógico es que los plazos se dilaten bastante “si se adjudicara mañana, para febrero de 2022 se podría estar firmando el contrato. A partir de ahí se abre un plazo de tres o cuatro meses para hacer el proyecto y posteriormente se solicita la licencia de obras en Ayuntamiento de Málaga. Pasan unos meses, se hace el proyecto de ejecución y estamos hablando de, corriendo mucho, primeros meses de 2023 para que comiencen”, asegura Sarabia.

Es decir, que las grandes obras en el edificio de Hacienda podrían comenzar tres años después del desalojo de más de 700 trabajadores. A este tiempo habrá que sumar lo que tarden en culminarse las actuaciones. Mientras tanto, los empleados públicos siguen ejerciendo sus funciones en varias instalaciones alquiladas repartidas por la capital. Alquileres que se pagan con dinero público.