Las claves para acertar con el código de vestimenta en la Feria de Abril: “No vale todo”

El traje de gitana, o traje de flamenca que cambia cada año según la moda, es la opción más elegida, aunque no la única

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Las claves para acertar con el código de vestimenta en la Feria de Abril de Sevilla: “No vale todo”

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La Feria de Abril sigue adelante y un año más el recinto se ha llenado del colorido de los trajes de flamenca o trajes de gitana. Este es el único traje regional que cambia por moda y por eso el Real es un auténtico desfile.

Y es que es el traje regional más conocido dentro y fuera de nuestras fronteras. Cada año hay varias ferias profesionales dedicadas al traje de flamenca como SIMOF, We Love Flamenco, Pasarela Flamenca de Jerez, Andújar Flamenca y FIMAF en Málaga, entre otras, escaparates del único atuendo tradicional en todo el mundo que es distinto según la moda de cada año.

El traje de gitana o el traje de flamenca: Su origen

Popularmente conocido como "traje de gitana", era la indumentaria de faena de las campesinas andaluzas: bata de percal con una falda terminada por abajo en uno o varios volantes más o menos adornados.

A la cintura se añadía el delantal para preservar el vestido de los rigores de la dura faena y sobre los hombros su mantoncillo también llamado pañolón o mantilla.

Usaban este tipo de vestimenta para acompañar a sus maridos a las ferias, es decir, cuando las mujeres que trabajaban en el campo iban a las ferias del ganado a ayudar a sus maridos, llevaban esa bata de volantes muy suelta y cómoda que les permitía hacer las labores y que les aliviaba el calor. De esta forma, el traje inicialmente utilizado por estas mujeres, muchas de ellas gitanas, se popularizó como traje típico andaluz. El origen del atuendo se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Solían acompañarlo con zarcillos y pulseras de madera pintada de colores alegres, junto con una flor en el pelo, fijada con una sencilla peina que sujetaba el moño. El cabello se recogía para evitar el calor y que el pelo una molestia durante las faenas.

Con el paso de los años y a medida que las clases más acomodadas fueron tomando protagonismo en el Real, las mujeres más pudientes incorporaron este atuendo a su gusto, añadiéndoles más complementos con los que se veían claramente favorecidas y copiando además el recogido del cabello.

La exposición Iberoamericana de 1929 consagró definitivamente el traje de gitana como atuendo indispensable para visitar la Feria de Abril.

El curioso origen de los conocidos lunares

El origen de los lunares en el traje de flamenca es fruto de una casualidad. Conocidos también como “topos”, los primeros lunares aparecieron en el siglo XVIII, por un error de estampación en las telas o tejidos.

Estas telas se acabaron vendiendo a un precio muy bajo para poder deshacerse de ellas cuanto antes. Por eso las personas más humildes las compraron para hacerse sus atuendos, entre ellos, la bata de las mujeres que acudían a las ferias de ganado (de ahí su relación directa con el que sería el futuro del traje de flamenca).

Los hay de tamaño maxi o mini, en diferentes combinaciones de colores y los vemos en trajes, mantones e incluso en los complementos.

De esta manera un estampado que empezó siendo desechado, se ha convertido en seña de identidad de uno de los vestidos más conocidos tanto dentro como fuera de Andalucía, el traje de flamenca.

Una norma de estilismo no escrita para pasearse por el Real: Elegancia en el vestir

En la feria “se ve todo” pero en Sevilla “somos más tradicionales y clásicas al vestirnos de flamenca”. Por eso, aunque hay excepciones en general, suele seguirse la norma no escrita de “elegancia en el vestir”.

Eso significa que hay que aplicar ciertas claves y que “no vale todo”. Nos lo explica Rosa León, ganadora de la segunda edición de Maestros de la Costura y con tres talleres de corte y confección en activo.

Rosa explica que lo más cómodo es para muchas mujeres el vestido de gitana y el básico es el “mantón o mantoncillo, la flor arriba, maquilladas, bien peinadas con sus moños y recogidos”.

No deben faltar zapatos adecuados, mejor de medio tacón o incluso “alpargatas o espartos”.

En esta feria el mantoncillo bordado ha ganado protagonismo y según Rosa León, este tipo de mantón, "engalana mejor el traje de flamenca y le da más estilo". El conjunto se completa con un broche para sujetarlo, pulseras, peinecillos, las flores y los pendientes, todo ello a juego.

En el caso del cabello, los recogidos son la mejor opción y especialmente entre las jóvenes han aumentado su protagonismo, con unos peinados elaborados que hacen que todo vaya “sumando para que el conjunto sea elegante”.

Otra opción, según esta estilista, es usar los llamados “aflamencados”, otra manera de ir a la feria, con “vestidos sueltos con el volante abajo o faldas con volantes”. Incluso los llamados “pantalones palazzo con topos o lunares” y en este caso hay que volver a recordar “ir elegante a nuestra fiesta, porque es la fiesta de nuestra ciudad”.

El código de vestimenta también aplica para los hombres, que “indiscutiblemente como van, bien es con su chaqueta y su corbata” o bien con “pantalón gris y chaqueta azul o pantalón beige y chaqueta azul con su corbata, si no es traje es combinado pero mejor media etiqueta”.

La estilista Rosa León cree que el futuro está asegurado, que después de unos años en los que las jóvenes se vestían menos de flamenca, ahora la tradición ha vuelto con fuerza, para dar larga vida al traje de gitana, aquella humilde bata de percal del siglo XIX, que hoy en día ha conquistado las pasarelas más exigentes.

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