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Un pequeño Lemur de cola anillada trae, en Loro Parque, una nueva esperanza para su especie

El pequeño bebé supone un éxito para esta especie que la UICN cataloga como en peligro de extinción

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Un pequeño Lemur de cola anillada trae, en Loro Parque, una nueva esperanza para su especie

Redacción COPE Canarias

Canarias - Publicado el - Actualizado

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Un pequeño lémur de apenas tres semanas de edad comienza estos días a explorar su entorno en Loro Parque. Un bebé que tiene un incalculable valor para una especie a la que cada nacimiento, aporta un poco más de esperanza frente a la extinción. El nacimiento ha sido una gran noticia en el parque situado en puerto de la cruz, porque confirma el bienestar de los animales y el valor del trabajo realizado alrededor de la conservación de las especies en el que está comprometida la Embajada Animal.

Rafael Zamora, director científico de Loro Parque Fundación, declaró a Mayer Trujillo en Herrera en COPE Canarias: "Estamos contentos porque ya en las primeras semanas de vida del pequeño lémur la cosa va bien. La familia está creciendo que es lo que queremos y es un éxito absoluto". Realmente nos estamos dando cuenta de que la naturaleza cada vez va hacia un declive estrepitoso y es cada vez más importante conocerlos mejor, por si llega un momento extremo en el que van a necesitar más ayuda. Los científicos de campo a veces nos preguntan a ver cómo es el funcionamiento de algunos parámetros que, en la naturaleza, a veces es más difícil de observar.

Se calcula que en la actualidad apenas quedan unos 2500 ejemplares en la naturaleza, según los datos de la UICN. Una cifra minúscula de la que se puede tener una idea más precisa si se imagina que todos estos lémures cabrían en las plazas de público de un auditorio de tamaño medio, lo que coloca a estos primates originarios de Madagascar en la zona de peligro en el terrible ranking de especies amenazadas de desaparición.

Zamora incidió en que en los últimos 30 años, su población en Madagascar, que está en una esquinita de una isla inmensa, ha bajado más de 50 por ciento. Es una barbaridad que suma apenas 2500 ejemplares. Ya solo tener ocho aquí en una sola familia es todo un éxito, pero en la naturaleza lo tienen difícil porque se les ha roto el hábitat. Las carreteras pasan por zonas donde no debían pasar, la agricultura también. Ha estropeado bastante su hábitat, son métodos intrusivos que al final afectan no solo a los animales, sino donde viven.

Esta especie es única de Madagascar y hay muchas especies endémicas y el lémur de cola anillada tiene esos ojos tan llamativos naranjas, es espectacular también por su cola y una cosa que se acerca mucho a los humanos es el concepto familiar. Son gregarios, les gusta y necesitan al grupo, necesitan cooperar para sobrevivir en el medio, de hecho "cuando hace frío, por ejemplo -explicó Zamora- se nota muchísimo, cómo se hacen una bola, una bola enorme, todo se pegan unos contra otros".

Llama la atención el comportamiento de los animales, ya que quizás es lo más atractivo, más allá de su pelaje o de su forma del cuerpo, que en este caso tiene una cola extensa, muy llamativa, pero es el comportamiento, lo que destaca. Son amantes del sol, son adoradores del sol, necesitan calentarse, el calor del cuerpo les permite incluso un mejor desarrollo para los bebés. Es tan importante que en el juego entra ese contacto físico tan estrecho que es pegar todo su vientre al otro animal.

El pequeño lémur, que ya se puede visitar en su hábitat de Loro Parque, es una reproducción casi exacta de sus progenitores, en tamaño reducido. Con unas dimensiones no mayores que una lata de refresco, muestra ya las características anillas blancas y negras tan representativas de su especie y los extraordinarios ojos dorados que los han convertido en uno de los animales más admirados y valorados. "Al principio, cuando es pequeño -contaba Rafael Zamora- apenas se ve una pequeña cola en medio del pelo de la madre, pero el pequeñito ya está empezando incluso a separarse de la madre, hacer pequeños saltitos, los niños se quedan locos". A los padres les cuesta llevárselos a otro lugar porque quieren ver qué pasa con el bebé y qué hace y cómo lo cuidan los demás, si los demás juegan o no, porque ahora quiere jugar con los que nacieron el año pasado, que son dos, entonces esos pequeños no paran.

El nuevo habitante de Loro Parque se ha convertido en la estrella del grupo de Lémures que habitan en la zona de La Jungla, con su diminuta cola anillada y sus divertidos ejercicios que, por primera vez, le alejan, por momentos, de su protectora madre. Una fuente de diversión para sus hermanos y hermanas y de entretenimiento para sus atentos padres y para el resto de su comunidad.

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