Así se protegen las granjas de gallinas de Cantabria ante la gripe aviar: "Un positivo lo cambia todo"
Los ganaderos intensifican las medidas de bioseguridad para evitar la entrada del virus, mientras el Gobierno activa un protocolo en las zonas de mayor riesgo.
Publicado el
3 min lectura
Carlos Martín lleva casi 15 años al frente de dos granjas de gallinas camperas en Cantabria, un entorno que combina el trabajo constante con el compromiso por la calidad y la seguridad alimentaria. Entre sus dos explotaciones, en Anero (Ribamontán al Monte) y Rubayo (Marina de Cudeyo), alberga unas 2.000 gallinas; y es un ejemplo de cómo el sector avícola está afrontando la amenaza de la gripe aviar tras la activación del protocolo regional por parte del Gobierno cántabro.
“El personal está inquieto, claro. Es una enfermedad que cada año es más fuerte, pero sabemos que estas medidas son necesarias y acertadas. Al consumidor quiero trasladarle tranquilidad: nuestras gallinas no tendrán carencias alimenticias y la calidad del producto no se verá afectada”, explica Carlos mientras camina entre las instalaciones de su granja. En su caso, ya ha comenzado a limitar las visitas y a reforzar las rutinas de desinfección como parte de las medidas de bioseguridad.
Un sector en alerta constante
La gripe aviar es una amenaza global, pero en Cantabria se ha intensificado la vigilancia en las zonas de especial riesgo, especialmente en municipios cercanos al Parque Natural de las Marismas de Santoña. Estas áreas concentran una gran cantidad de aves silvestres que podrían actuar como portadoras del virus. Por eso, el protocolo regional incluye restricciones como la prohibición de criar aves al aire libre sin protección o el uso de depósitos de agua accesibles a aves silvestres.
Carlos es consciente de lo que está en juego. “Un positivo lo cambia todo. Si surgiera un caso, habría que acotar rápidamente el problema para evitar la propagación, e incluso sacrificar la manada". Esto afecta tanto a los pequeños como a los grandes productores, y es fundamental que todos sigamos los protocolos”, asegura. Con 15 años de experiencia en el sector, sabe que estas situaciones no son nuevas, pero reconoce que cada año la presión es mayor.
Las autoridades, por su parte, han puesto en marcha un sistema de vigilancia coordinado entre las direcciones generales de Biodiversidad y Ganadería para controlar la situación en las zonas de riesgo. Además, hacen un llamamiento a la ciudadanía para que informe de inmediato al 112 si encuentra algún animal muerto.
"El valor de la prevención"
El compromiso de Carlos Martín con su trabajo es evidente. Cada día, refuerza las medidas preventivas en su granja, convencido de que la responsabilidad no solo recae en las administraciones, sino también en cada productor. “Hacemos esto porque sabemos lo importante que es evitar que el virus entre. No es solo nuestra granja; es el impacto que tendría en todo el sector y en las familias que dependen de este trabajo”.
El sector avícola en Cantabria ha aprendido a convivir con los protocolos de seguridad. Las medidas implementadas buscan salvaguardar no solo la producción, sino también la confianza del consumidor en un producto de calidad. Mientras tanto, Carlos y otros ganaderos como él continúan trabajando con la mirada puesta en un objetivo claro: proteger sus explotaciones y garantizar que la gripe aviar no ponga en peligro su forma de vida.