Un joven soldador cántabro combina su trabajo con algo que le llena en su día a día: "Me hace feliz"

Este veinteañero trabaja como soldador, un empleo que le asegura un buen sueldo, pero a pesar de su estabilidad económica, su verdadera pasión es otra

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La decisión de un joven de Cantabria que puede cambiarle la vida: a punto de dejar su trabajo

Alex García

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En Cantabria sigue habiendo corazón y recuerdo por aquello que un día nos hizo ilustres. Historias nos trae la vida, y hoy hablamos de aquello que desde siempre nos ha hecho diferentes, el sector primario. A solo 20 minutos de Santander, se encuentra la pequeña localidad de Gajano, donde vive Adrián, un joven de apenas 20 años con una historia que desafía las tendencias actuales del sector ganadero.

En un país con alrededor de medio millón de ganaderías, Cantabria destaca como la sexta comunidad con mayor población de vacuno, con aproximadamente 73,000 cabezas de ganado. Sin embargo, desde el inicio del siglo, el número de ganaderos ha disminuido alarmantemente debido a las dificultades económicas y burocráticas inherentes a este sector.

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Adrián trabaja como soldador, un oficio que, debido a su alta demanda y baja oferta, le asegura un buen sueldo. A pesar de su estabilidad económica, su verdadera pasión se encuentra en un ámbito muy diferente: la ganadería. Su sueño es tener su propia instalación ganadera, un objetivo que enfrenta múltiples desafíos no solo financieros, sino también burocráticos, con una gran cantidad de restricciones impuestas por las administraciones.

A día de hoy, posee dos fincas entre Gajano y Pontejos, donde cría dos rebaños distintos: uno de ovejas y otro de cabras. Mientras caminamos por sus tierras, es evidente la pasión que siente por su trabajo. Habla con entusiasmo sobre sus animales, cómo los cuida y el placer que le proporciona verlos crecer sanos y fuertes. En medio de su rebaño de cabras, su perro mastín destaca como un guardián fiel, asegurándose de que ninguna cabra se aleje demasiado y protegiéndolas de posibles amenazas.

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Entre sus animales, una pequeña oveja llamada Mora tiene un lugar especial en su corazón. Mora, con su pelaje oscuro que le valió su nombre, es un reflejo del cariño que Adrián siente por cada uno de sus animales. "Se les coge mucho cariño", confiesa, demostrando que para él, su rebaño es mucho más que unos animales; es algo que forma parte activa de su vida.

Un objetivo en su vida

El compromiso de Adrián no se limita a sus animales. En su comunidad, es conocido por su dedicación a ayudar a las personas mayores. "Siempre hay que ayudar a los mayores", dice con firmeza. "Ellos saben mucho sobre el sector ganadero y han trabajado duro durante muchos años. Merecen todo nuestro respeto y apoyo". Esta actitud refleja un profundo respeto por las tradiciones y la sabiduría acumulada de las generaciones anteriores, algo que nuestro protagonista considera crucial para el futuro de la ganadería.

Sin embargo, no todo es idílico en este mundo. Uno de los mayores desafíos que enfrenta es la gestión del lobo en la región. La inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) le preocupa profundamente. "El lobo ya ha atacado a algunos animales en Peña Cabarga", nos cuenta, visiblemente afectado. Para este joven cántabro, las decisiones sobre la gestión del lobo deberían basarse en un conocimiento profundo del sector primario y no tomarse desde la distancia de un despacho. "Estas decisiones afectan el pan de muchísimas familias que se dedican a la ganadería", argumenta con pasión.

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Adrián realizando sus labores en la granja

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A pesar de estos desafíos, Adrián no se desanima. Su sueño de tener una granja propia sigue vivo y cada día trabaja arduamente para hacerlo realidad. Su historia es un testimonio de perseverancia y amor por la tierra y los animales, una combinación que es esencial para el futuro de la ganadería en Cantabria. En un momento en que el número de ganaderos disminuye, jóvenes como Adrián son fundamentales para mantener viva esta tradición.

Cantabria es una región conocida por su producción de leche y carne, y aunque el camino hacia el éxito ganadero está lleno de obstáculos, la pasión de Adrián es un rayo de esperanza. Su dedicación y compromiso no solo con sus animales, sino también con su comunidad, demuestran que, a pesar de las dificultades, es posible mantener viva la tradición ganadera. Adrián es un ejemplo inspirador para todos aquellos que, como él, sueñan con un futuro en el que la ganadería siga siendo una parte vital de la identidad de Cantabria.

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Pablo Palencia en COPE: Creo en el sector primario de Cantabria, soy optimista

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"Somos optimistas"

En cada paso que da, en cada animal que cuida y en cada gesto de ayuda hacia sus vecinos, este vecino de Gajano, demuestra que la esperanza en la ganadería joven está más viva que nunca. Su historia es un recordatorio de que, con pasión y dedicación, es posible superar cualquier obstáculo y alcanzar nuestros sueños. La ganadería en Cantabria tiene futuro, y ese futuro está en manos de jóvenes como Adrián.

Hemos consultado al consejero de Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria, Pablo Palencia, sobre este testimonio. Ha expresado en COPE optimismo sobre el relevo generacional en el sector ganadero, subrayando la importancia de conectar con este ámbito, ya que todo está interrelacionado. Ha señalado que es esencial escuchar las necesidades de los ganaderos y agricultores de Cantabria para mantener su liderazgo en la producción. Por esta razón, el Gobierno de Cantabria ha estado implementando paquetes de medidas e iniciativas para fomentar el crecimiento del sector y facilitar la transición generacional.

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