ACTUALIDAD TAURINA
Sergio Serrano y José Fernando Molina abren fuego en el inicio de la Feria de Albacete
Los de Fuente Ymbro, notable presencia y sin aprobado en el juego mostrado
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cuando se presentaron los carteles del abono de septiembre en la capital manchega, el resultado tuvo buena acogida. Las diez tardes componen una feria notable, maciza y sin fisuras. Claro, las fisuras llegan luego. No se puede luchar contra la climatología ni contra las lesiones que provocan bajas y posteriores sustituciones. Ahora bien, la clave es cómo se afrontan y solventan estos desafíos que surgen.
Si Fernando Adrián se lesiona en Valladolid el día de antes y hay que sustituirle sobre la bocina, las opciones principales eran dejarlo mano a mano, o contratar un local. Si el pliego del Ayuntamiento fomenta que se contraten locales, y Cristian Pérez triunfó como novillero el año pasado en Albacete, la solución saltaba a la vista. Ahora, el reto es buscar sustituto a Morante de la Puebla, de baja oficiosa y todavía no oficial. No es fácil la papeleta y toca hacerle frente.
Sobre la primera de abono, los toros de Fuente Ymbro cumplieron por su buena presencia pero no por juego, donde sólo se salva de la quema un buen pitón derecho del segundo y un sexto al que quizás se le pudo hacer más. Molina y Serrano obtuvieron un trofeo cada uno, más unánime el de José Fernando y de tono menor el de Sergio. Cristian Pérez fue todo voluntad pero se evidenció su lógica falta de oficio.
La entrada, con una apurada media plaza en el tendido pese a varios elementos a la contra, muestra que Albacete tiene ganas de toros. Festivo local y no provincial, con la posibilidad de devolver la entrada, sumando la retransmisión aunque en diferido por la televisión autónomica además, fueron circunstancias que suponía restarían presencia de aficionados en los tendidos.
Pero todo esto no mermó la fidelidad de la afición local, que va a los toros porque lo lleva en el ADN albacetense. Y a veces también muestra que pide orejas más por amable paisanaje que por contundencia vivida en el ruedo. Pero Albacete sabe de las cosas de su vida y de las cosas del querer, de eso no hay duda. Valor, y al toro.