Adiós a la alergia estacional: ¿Por qué los expertos prefieren ahora el término "perenne"?
Cambios bruscos en los niveles de polen han hecho repuntar las ventas de antihistamínicos en farmacias de Castilla y León entre los meses de enero y febrero
Publicado el
2 min lectura
Las tradicionalmente conocidas como alergias estacionales han dejado de serlo para convertirse en “perennes”. ¿Por qué? Porque rara es la estación en la que no hay especies polinizando o llegan España pólenes procedentes de otros continentes.
Esa polinización, según ha explicado a Herrera en COPE en Castilla y León Alicia Armentia, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, se produce cuando se alcanzan temperaturas de entre 19 y 20 grados.
Cambios bruscos en los niveles de polen
Temperaturas que, según los registros de la Agencia Estatal de Meteorología, se han alcanzado en pleno mes de enero este 2024 en Castilla y León, lo que ha provocado un adelanto de las alergias ligadas al ciprés, con concentraciones de más de 1.000 gramos de polen por metro cúbico entre los meses de enero y febrero.
Con la llegada del mes de marzo, ha asegurado Armentia, la situación ha mejorado “bruscamente” para los alérgicos. Los niveles “han bajado”, ha confirmado la doctora, “hasta los 12 gramos por metro cúbico”.
Aunque esto no necesariamente significa que los próximos meses vayan a ser más benévolos para los alérgicos. Dependerá de las denominadas “proteínas de defensa”. “Aunque al haber llovido bastante en Castilla y León”, ha reconocido la jefa del Servicio de Alergología del Río Hortega, “es lógico que las especies estén bien hidratados y no expresen proteínas de defensa”. Esas proteínas “son los más graves del polen”, ha advertido Armentia, y también “las que más síntomas producen” en las personas alérgicas.
Pruebas de alergia
Para Armentia no solo es recomendable que los pacientes se sometan a pruebas de detección de alergias, sino repetirlas pasados unos años porque son frecuentes los cambios debido también a los cambios que está experimentando la climatología.
Para esta catedrática depender de antihistamínicos de por vida no es ni la mejor ni la única alternativa. “Unas pruebas de 46 agroalergénos le cuesta al sistema sanitario 30 céntimos de euros”, ha aseñalado la doctora Alicia Armentia. Esas pruebas generan “un conocimiento que aumenta mucho la calidad de vida del paciente” con “inmunoterapia específica”, ha zanjado.