Un repartidor llega a una comunidad de vecinos y encuentra una conversación en el telefonillo: "¿Esto qué es?"
Un portero automático es indispensable en el edificio, pero se producen situaciones surrealistas como el episodio que vivió este trabajador y compartió en un vídeo viral de TikTok
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Desde 2015 las mochilas o los diferentes utensilios que usan los repartidores, sea de comida, de paquetes de compras, de internet o de otras muchas cosas, forman parte del paisaje urbano de las principales ciudades de dentro y fuera de nuestras fronteras. A veces se encuentran situaciones surrealistas como la de este en Madrid de un vídeo viral en TikTok.
Cuando se acerca la hora de cenar es el momento en el que los repartidores hacen su verdadera aparición. Si bien es cierto que pueden estar activos durante todo el día, son esas horas punta en las que veremos su saber hacer en todo su esplendor. Aumentan ese frenético ritmo de recogida y entrega de paquetes, carreras por toda la ciudad y malas propinas.
La oferta de comida a domicilio es casi infinita: desde Manolitos a opciones veganas en un mercado que mueven 2.328 millones de euros al año, según cifras de The NPD Group. Si a esto ampliamos todo el trabajo que tienen los repartidores de paquetes y compras online, las cifras serían monstruosas.
El perfil del repartidor es transversal y heterogéneo. Desde jóvenes que buscan obtener unos ingresos extra para pagarse los estudios a padres y madres de familia que compaginan su trabajo con una colaboración de fin de semana. La mayoría necesita una fuente de ingresos extra de forma rápida y flexible.
Un repartidor
Mucho ha cambiado el reparto durante su historia. Seguro que todos los repartidores cuentan con miles de anécdotas que obtienen de sus largas noches de trabajo. Al final, visitas muchísimas casas de personas y puedes acabar encontrando todo tipo de especímenes dentro de sus hogares.
Hoy en día, los peligros que acechan al repartidor son mucho mayores que antaño. Para empezar, existe mucho más tráfico. Puede que esta estirpe llegue a su fin si se perfeccionan los robots. Por otro lado, seguro que también conocéis las noticias que van saliendo sobre el uso de drones por parte de grandes empresas como Google o Amazon.
No importa el tiempo que haga. No importa el medio en el que se transporten. No importa si es comida china, japonesa, italiana o tailandesa. Ellos siempre estarán allí, puntuales, con una gran sonrisa, justo a tiempo para evitar que empieces a comerte tu propio brazo por el hambre. Lo mismo sucede para llevarte esa última compra.
Y es que en el delivery existe el riesgo real de entrar en una dinámica negativa en la que los trabajadores estén insatisfechos por las malas condiciones, los clientes no reciban un buen servicio, los restauradores consideren que pagan por algo que no les beneficia y las empresas de reparto empeoren su imagen y dejen de aportar valor.
Encuentra una conversación en el telefonillo
Mientras tanto, encontramos historias como esta de repartidores. "Voy a misa", dice una voz por el telefonillo, "¿y tú quién eres ahora?", dice otra. La primera voz le responde: "Yo no voy a misa ahora". "¿Y quién eres tú?", vuelve a preguntar la segunda. "Yo soy Luis", le indica.
"Luis, ¿no vas a misa a la parroquia a las 18:00 horas?", cuestiona esa segunda voz, a lo que el primero responde que "no". Ahí interviene el repartidor: "Perdona, que he llamado yo sin querer". "¿Qué pasa?", pregunta el hombre. "No pasa nada, que tenía que entregar un paquete, pero ya lo he entregado, no se preocupe, que tenga buena tarde", explica el repartidor.