VALENCIA CF, LEVANTE UD

Fútbol y guerra: enemigos íntimos

Dos historias de personas que vivieron y sufrieron la Guerra Civil, con los colores de su equipo siempre presentes

Las equipaciones de Levante y Valencia, junto a la Copa de la España Libre

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Corrían los años 30 en la ciudad de Valencia. En aquel football de puros, boinas y obreros, “tres equipos luchaban por la hegemonía de la ciudad”, detalla Alfonso Gil, periodista durante más de 40 años en la Agencia EFE y autor de libros como AMUNT: La historia del Valencia: el Levante, de raíces obreras; el Gimnástico, con unos carices más cristianos y de clase alta; y un recién nacido Valencia FC.

El 18 de julio de 1937, justo un año después de comenzar la Guerra Civil Española, se cruzaban las historias de los dos protagonistas en el Estadio de Sarrià, en Barcelona. Era la final de la Copa de la España Libre.

EL PRESIDENTE OLVIDADO

Josep Rodríguez Tortajada fue el principal inductor de aquel torneo. Aragonés de nacimiento, valenciano de adopción, Rodríguez Tortajada se abonó al Valencia Football Club en 1926, cuando la entidad apenas tenía siete años de edad.

Rodríguez Tortajada era un hombre de fuertes convicciones políticas. Se alistó al Partit Valencianista d’Esquerra (PVE) y fue elegido concejal de Sanidad y Hacienda, para posteriormente ser promocionado a teniente de alcalde. En ese momento, estalló la Guerra Civil. Viendo la tendencia franquista de algunos dirigentes, muchos trabajadores por toda España decidieron confiscar algunas empresas.

Uno de estos casos fue el Valencia Football Club. “Era una forma de que los trabajadores tuvieran el control”, cuenta Emilio Nadal, responsable de patrimonio del Levante UD. Así, la UGT se incautó del Valencia y escogió a Rodríguez Tortajada como presidente de la comisión gestora para aquel periodo de crisis.

El Valencia, por aquel entonces, era el Valencia Football Club. La variación inglesa se retiró durante el franquismo debido a una prohibición del régimen. En los 70, cuando se revirtió esta orden, clubes como el Sporting o el Racing -Gijón y Santander durante la dictadura- volvieron a sus nombres originales. “El Valencia, sin embargo, se quedó como Valencia Club de Fútbol y hasta la fecha. Fue uno de los pocos que no volvió a la nomenclatura anglófila”, cuenta Gil.

Rodríguez Tortajada fue el principal promotor del fútbol durante la guerra. Sin embargo, se le considera ‘olvidado’ y su etapa como presidente del Valencia se reconoció casi 80 años después, en 2010.

La historiografía franquista se encargó de vender que durante la guerra no hubo fútbol: como si el 18 de julio de 1936 se hubiera acabado el mundo y el 1 de abril de 1939 hubiese vuelto a empezar todo”, matiza Gil.

El equivalente al torneo liguero se apodó la Liga del Mediterráneo, que contó con ocho equipos y catorce jornadas, y se disputó de enero a mayo de 1937. El Barcelona salió campeón, con el Valencia como cuarto clasificado y el Levante quinto. Este campeonato no estuvo exento de polémica, pues desde la Federación Española se intentó promover la participación de Real Madrid y Atlético, pero esta iniciativa no llegó a buen puerto por la negativa del FC Barcelona.

Emilio Nadal cuenta anecdóticamente que “el Madrid llegó a tener reservado un chalet cerca de Barcelona durante el tiempo que durase la competición”.

El colofón final a la temporada futbolera era la Copa. Con España fragmentada prácticamente en dos mitades, Rodríguez Tortajada intentó encontrar una alternativa. La Copa de la España Libre o Trofeo del presidente de la República se disputó en un formato de liguilla entre cuatro equipos, y posteriormente una final entre los dos primeros clasificados. Barcelona y Hércules, dos de los invitados, declinaron la participación; los catalanes por un viaje a México y los alicantinos por dificultades económicas.

Rodríguez Tortajada decidió suplir las dos bajas con Girona y Levante. El conjunto valenciano, en una primera instancia, no quiso participar de la iniciativa del presidente del club ‘che’. “Rodríguez Tortajada se enfada, decía que cómo no iba a participar el Levante”, cuenta entre risas Nadal. “Estaban completamente saturados después de toda la temporada” añade.

Es en este momento cuando se fraguaron los cimientos del Levante de la actualidad, pues el Gimnástico decide cederles a algunos jugadores. Uno de ellos fue el héroe accidental.

EL HÉROE ACCIDENTAL

José García-Nieto Romero, de nombre futbolístico ‘Nieto’, fue el máximo goleador de la Copa de la España Libre y autor del gol de la final, sin ser ni siquiera jugador de facto del Levante

Nacido en Madrid, Nieto desarrolló sus inicios futbolísticos en Alicante, pues con ocho años tuvo que mudarse allí por el trabajo de su padre, incluso llegó a debutar con el Hércules. El servicio militar obligatorio le llevó de nuevo hasta Madrid. Durante su estancia en la capital, jugó para el Atlético. En 1935, comenzó a militar en las filas del Gimnástico, club nacido en el Barrio del Carmen de Valencia.

Gimnástico y Levante eran prácticamente polos opuestos dentro de una misma ciudad: “El Levante es un equipo republicano, dels Poblats Marítims, mientras que el Gimnástico es más de la Derecha Regional Valenciana, con un tinte mucho más católico”, detalla Nadal.

Es por eso que llama la atención que, en un momento de necesidad, el Levante echase mano de varios jugadores del Gimnástico, a modo de cesión, para disputar la Copa de la España Libre. Uno de ellos fue Nieto, que se consagró como héroe de aquel torneo. Nieto fue el máximo goleador de la liguilla previa, en la que el Levante arrasó. A falta de dos jornadas para acabar la fase clasificatoria a la final, el conjunto que, en aquel entonces vestía de blanquiazul, ya era finalista.

Sarrià fue el escenario escogido para la gran final de Copa. El Valencia utilizó una vestimenta roja. “Cuando las victorias valencianistas escaseaban, el Valencia ganó 1-5 en el Campo de la Cruz al Levante en el campeonato Súper-Regional con esta vestimenta, el entorno blanquinegro no se olvidaba de este momento”, cuenta Nadal en su libro Las aventuras y desventuras de la Copa de la España Libre: El Santo Grial del Levante.

El partido acabó 1-0, con victoria levantinista, gracias al gol de Nieto. Las crónicas de la época narraron que el Levante mereció la victoria y que el resultado fue justo, pero el ambiente se caracterizó por ser pacífico y deportivo.

Así, el 18 de julio de 1937, se cruzaron granotas -aunque todavía no eran conocidos así- y murciélagos, para sembrar 90 minutos de fútbol en mitad de la complicada situación que sumía por completo a España. “A finales del 37, la situación era tan caótica que no se pudo jugar a fútbol”, cuenta Gil. Nadal añade que se jugaban partidos entre milicianos, pero no de forma profesional.

Esta final fue el último partido reconocido como oficial hasta el final de la Guerra.

El cromo de Nieto y el carnet de socio del Valencia de Josep Rodríguez Tortajada

El cromo de Nieto y el carnet de socio del Valencia de Josep Rodríguez Tortajada

Rodríguez Tortajada fue encarcelado por motivos políticos, pero su pena se vio muy reducida al no contar con ningún delito de sangre. Mestalla se utilizó como centro de almacenaje para armas y vehículos de guerra y terminó en un estado inservible. Luis Casanova tomó el relevo de Rodríguez Tortajada en 1940 y rehabilitó Mestalla, convirtiéndolo en uno de los estadios más importantes del momento. “Rodríguez Tortajada siguió yendo toda la vida a Mestalla como aficionado”, cuenta Gil. "El Presidente olvidado" falleció en 1982.

Su etapa en la presidencia fue reconocida de manera muy discreta por el Valencia a principios de la década de 2010.

Por otro lado, Nieto combatió en la batalla del Ebro a finales de 1937. Por circunstancias de la Guerra, acabó en Francia. “Allí se aprovechó de su condición de futbolista para salir de un campo de concentración y jugar en un equipo francés”, narra Emilio Nadal. Apenas un año después de su periplo en el extranjero, volvió a Valencia para jugar en la Unión Deportiva Levante Gimnástico, en la época de la fusión de ambos clubes. Pasó testimonialmente por Valencia y Barcelona, en el que fue campeón de Copa, para llegar, en su última etapa en la élite, a un ya consolidado Levante Unión Deportiva, que ya se había mezclado por completo con el Gimnástico.

Vivió unas circunstancias familiares muy difíciles, que estuvieron cerca de condenarle al olvido, y falleció en 1998.

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