Madrid - Publicado el - Actualizado
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Clásico indiscutible del cine bélico, una gran producción estrenada en 1957 que se convirtió en la mejor película de aquel año. Era una adaptación libre de la novela del escritor francés Pierre Boulle publicada en 1952. El que fuera también autor de El planeta de los simios, se inspiró en hechos reales para escribir esta historia que tenía muchos aspectos ficticios.
A principios de 1943 llegan a un campo de prisioneros japones un grupo de soldados británicos liderados por el coronel Nicholson. La intención del oficial al mando, el coronel Saito, es destinar a todos los hombres a la construcción de un puente por el que ha de pasar el ferrocarril que une Tailandia con Birmania en dirección a La India. Sin embargo, Nicholson se niega a que sus oficiales realicen esos trabajos manuales. Tras soportar un duro aislamiento y mantenerse inflexible, logra llegar a un acuerdo con el coronel japonés: los oficiales británicos, algunos de ellos expertos ingenieros, dirigirán a sus soldados en las obras del puente, relegando a los mandos japoneses.
El sentido del honor y el orgullo de este coronel inglés le llevan a esmerarse en esa misión, aunque vaya en beneficio del enemigo. Sin embargo, ignora que uno de los prisioneros, el comandante Shears, de la Marina de Estados Unidos, ha logrado escapar con vida y tras una larga odisea, disfruta de unos días de relax en un hospital militar de Ceilán. Para su desgracia, allí mismo es reclutado por las fuerzas especiales británicas con el fin de que se una a la misión que pretende destruir el puente coincidiendo con el paso de un convoy de autoridades japonesas. Así que tendrá que volver al mismo infierno que dejó atrás, pero esta vez para dinamitar esa perfecta obra de ingeniería británica.
El reparto lo encabezaban dos actores de peso, ya consagrados: uno de ellos era William Holden, que tenía 40 años cuando rodó este film y ya había participado en algunos clásicos como El hombre de colorado, El crepúsculo de los dioses, Nacida ayer, Traidor en el infierno, que le valió su único Óscar en 1953, Sabrina, Los puentes de Toko-Ri, Fort Bravo, La colina del adiós y Picnic. Tras este film todavía llegarían otros muy destacados como Misión de Audaces, El mundo de Suzie Wong, La brigada del diablo, Grupo salvaje, El coloso en llamas y Network, un mundo implacable.
Por desgracia, el actor de Illinois murió joven, con 63 años en 1981, tras tropezar con una alfombra de su casa, golpearse la cabeza con una mesa y desangrarse; al parecer había bebido demasiado.
Fordson WOT 2
En varias escenas, en el campo de prisioneros, vemos una camioneta militar en cuya parte trasera los soldados japoneses tiene una ametralladora montada. También es allí donde en otra secuencia posterior se apilan los paquetes de la Cruz Roja que el coronel Saito tiene a bien repartir entre los prisioneros.
Realmente no se trata de un vehículo japones, sino de una Fordson WOT 2, fabricada por esta marca norteamericana en su factoría de Reino Unido. Ello puede explicarse por dos razones: que era uno de los vehículos requisados por los japoneses a los británicos derrotados y aprovechados para su servicio, o simplemente, que al equipo de producción del film le fue más fácil conseguir esta camioneta que una del Ejército Imperial japonés.
En cualquier caso, hay que apuntar que esta serie de camiones ligeros se fabricaron por Ford durante la Segunda Guerra Mundial, de 1939 a 1945, poniendo en manos de los ejércitos aliados un total de 130.000 unidades, de los cuales unos 60.000 eran estas camionetas WOT 2.
Fordson fue el nombre que la familia Ford había dado a una empresa independiente dedicada a la fabricación de tractores y era una contracción de Henry Ford & Son (Henry Ford e Hijo). Con la llegada de la guerra reorientó la producción a vehículos militares y de ahí surgieron los WOT: War Office Trucks (camiones de la oficina de guerra), que se fabricaban en las instalaciones de la compañía ubicadas al este de Londres. Como podían ser un blanco fácil para la aviación alemana, se camufló el techo para que desde el aire pareciera un edificio a medio construir.
El WOT 2 era el modelo más pequeño de esta producción. Fueron construidos como camiones ligeros, con una cabina cerrada y la parte trasera abierta o cubierta con un toldo. Medía 4,50 de largo, 2 metros de ancho y su altura era de 2,28 y pesaba 2.050 kilos
Contaba con un motor V8 de 4 velocidades y solo tenía tracción trasera, pudiendo transportar hasta 750 kilos adicionales.
El WOT 2 permaneció en servicio en el Ejército británico hasta los años 50, pero finalmente fue reemplazado por camionetas de una tonelada como el Morris-Comercial MRA y el Austin K9.