Una epidemia desconocida está matando a las gaviotas en Galicia: "Las deja paralizadas"
La población de la ave marina más común en la costa ha caído un 70% en 15 años
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Sus chillidos acompañan a cualquier ciudad costera, pero cada vez se escuchan menos. En 15 años ha descendido un 70% la población de gaviota patiamarilla en Galicia. Es la especie de ave marina más común en la comunidad, muy presente en áreas urbanas
En 2007 estaban censadas unas 43.000 parejas de gaviotas en territorio gallego, una cifra que se redujo a 13.000 en 2022, un tercio de las que había, según el último censo realizado por la Xunta. Desde el CEIDA, el Centro de Divulgación Ambiental de Galicia, situado en Santa Cruz (Oleiros) han realizado un censo de gaviotas en el Golfo Ártabro en colaboración con la fundación Biodiversidad y han constatado estos datos.
“Se podría hablar de un 70% de descenso de población en Galicia en términos generales”, afirma Sergio París, técnico del CEIDA y secretario de la Sociedade Galega de Ornitoloxía. En las Illas Sisargas, el principal lugar de cría del entorno de A Coruña, el descenso poblacional alcanzó casi un 90% en los últimos años, de 13.000 parejas en los años 90 a las 1800 actuales.
Un síndrome paralizante letal
Hay varias hipótesis sobre la causa de este importante descenso pero la principal. La eliminación de vertederos a cielo abierto, los descartes de pesca o el control poblacional con la destrucción de nidos son algunas de las razones, pero parece que la principal es que están afectadas por una epidemia. Un síndrome de origen desconocido paraliza a estas aves hasta la muerte, y no es la gripe aviar, más centrada en especies salvajes como alcatraces, charranes o págalos.
“Las va debilitando, paralizando hasta que no pueden alimentarse y terminan muriendo. Lo llaman síndrome paralizante, porque las va dejando paralizadas”, cuenta París. El origen es un agente que afecta de forma casi exclusiva a esta especie y que de momento ninguna investigación ha conseguido identificar: “Se habla de toxinas, alimentación, botulismo, pero no se sabe cuál”.
Especie vulnerable y plaga a un mismo tiempo
Algunas entidades ambientales abogan por que se está produciendo una regulación de la sobrepoblación de gaviota patiamarilla, tras una explosión demográfica desde los años 90 ayudada por la mayor población de las ciudades y las plantas de basura a cielo abierto. Pero el ritmo y porcentaje de reducción hace que ya se pueda pensar en que la gaviota tan habitual en nuestra costa se pueda considerar especie amenazada.
Según París, el descenso del 70% en apenas una década “cumple los criterios” para que las organizaciones responsables declaren la especie como “amenazada en la categoría de vulnerable”, lo que implicaría la necesidad de adopción de medidas de conservación. Y se da la paradoja de que, al tiempo que se reduce drásticamente la población de gaviota, en ciudades como A Coruña y Ferrol hay programas de control poblacional y son considerados como “plaga”.
El ornitólogo cree que, con el tiempo, habrá que revisar estos programas. “Es comprensible. A cualquier persona le pueden molestar las gaviotas haciendo ruido en el tejado, es complicado y asumible”, reconoce, al mismo tiempo que aboga por buscar “otras posibles formas de atajarlo compatibles con una especie de la que está disminuyendo la población”. De hecho, en la ciudad de A Coruña, había en 2022 590 parejas criando, cuando llegaron a ser más de mil hace décadas.
El papel de las gaviotas en los ecosistemas
Para revertir esta tendencia, Sergio cree que es necesaria mayor divulgación, concienciación e investigación, algo que pasa, por ejemplo, en intentar revertir la “mala prensa” que tienen estos animales. Y es que las gaviotas también tienen su papel importante en el gran engranaje del ecosistema.
“Son unas grandes limpiadoras, depuradoras del medio”, afirma. Incluso para los menos amantes de los pájaros, hay cuestión egoista: si hay una toxina que ataca a una especie tan en contacto con el ser humano, también nos puede afectar a las personas.
Desde el CEIDA intentarán buscar algunas de las claves. Tras el proyecto de Aves Ártabras, este verano repetirán colaboración con la Fundación Biodiversidad para estudiar la relación entre la pesca y la población de aves marinas.