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Descubre como trabajaban las ferrerías tradicionales de Bizkaia en la Edad Media

La Ferrería de El Pobal conmemora su 20 aniversario como emblema cultural de Bizkaia

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José Luis Martín

Bilbao - Publicado el

6 min lectura

La Ferrería de El Pobal ha conmemorado su 20º aniversario desde su apertura al público en junio de 2004, marcando dos décadas de dedicación a la preservación y difusión de las actividades preindustriales de Bizkaia, específicamente la fabricación de hierro y la molinería. Gestionado por la Diputación Foral de Bizkaia, este museo vivo ha consolidado su reputación como un referente cultural y turístico en el territorio.

La diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga, ha presidido el acto de celebración del 20º aniversario de la Ferrería de El Pobal destacando la labor realizada por la Institución Foral y la colaboración de múltiples entidades. "Este museo vivo no solo preserva un patrimonio de incalculable valor, sino que también ofrece una experiencia educativa y cultural única para todas las personas visitantes", ha destacado Arrizabalaga.

Además, la diputada ha subrayado que "la Ferrería de El Pobal es un museo consolidado y un referente en el patrimonio de Bizkaia. El Pobal es un elemento fundamental para entender 500 años de historia del hierro, ha jugado y sigue jugando un papel crucial en la transmisión del conocimiento de nuestra historia ferrona, tanto entre pequeños como mayores".

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Leixuri Arrizabalaga, diputada foral de cultura en el 20 aniversario de la Ferrería de El Pobal

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20 años de andadura ferrona

El Pobal se ha ido afianzando como museo de referencia en Bizkaia para quienes desean conocer una actividad, la industria del hierro, que ha sido clave en la economía, la sociedad, la cultura e incluso en el paisaje del territorio. Bizkaia y el hierro están indisolublemente ligados y sería difícil reconocer al uno sin el otro.

Durante estos 20 años, la Ferrería de El Pobal ha recibido cerca de 280.000 personas visitantes, y ha ofrecido más de 15.000 visitas guiadas. La posibilidad de ver en funcionamiento la maquinaria histórica, como los fuelles de piedra, las ruedas hidráulicas y el martillo pilón, ha sido una de las principales atracciones, con más de 4.000 demostraciones realizadas.

Además, cada año, cerca de 6.000 escolares visitan la Ferrería, atraídos por su potencial didáctico. El museo ofrece talleres y actividades que permiten a los jóvenes aprender sobre la historia, la tecnología y el medio ambiente de manera interactiva.

El Pobal ha albergado diversas exposiciones temporales que enriquecen su oferta cultural. Desde la actualización del inventario del patrimonio ferrón de Bizkaia hasta exposiciones como ‘Hierro al mar’, ‘Los barcos grabados en la iglesia de San Julián de Muskiz’, y ‘Burdinoletan zehar. Bizkaia, territorio ferrón’, el museo ha fomentado la investigación y la difusión del legado material del hierro. Actualmente, la ferrería acoge la instalación ‘Señales del viento, señales del tiempo: Veletas en Bizkaia’, que muestra una colección de veletas cedidas por Euskal Museoa de Bilbao. La instalación artística de José Pablo Arriaga captura la esencia de las veletas en piezas de madera curvada, creando una experiencia visual única.

El museo se ha convertido en un lugar de encuentro y ocio para la comunidad, acogiendo grabaciones, conciertos, representaciones teatrales y eventos culturales en el marco del festival MusEkintza. Propuestas como ‘Suena la ferrería’ y ‘Yunque y Dulzaina’ han introducido al público en el universo sonoro de la industria ferrona y molinera.

A su vez, la ferrería ha diversificado su oferta con actividades como las ‘txondorras’ para mostrar la producción de carbón de leña y los ensayos para elaborar hierro en hornos tradicionales. Los ‘Encuentros en la fragua’ han permitido a las personas visitantes ver la forja de anclas, arpones, clavos y otros objetos, enriqueciendo su comprensión de las aplicaciones históricas del hierro. El molino harinero también ha inspirado algunos de los talleres más apreciados por el público de este museo, especialmente entre los escolares, las familias y los grupos de tiempo libre, que dedican buena parte de su visita a la elaboración artesanal de pan, de talo y de otros productos de la gastronomía vasca tradicional.

La Ferrería de El Pobal ha expandido su influencia a través de rutas guiadas que exploran otros elementos del patrimonio ferrón, como las ferrerías de Urtubiaga, Bolunburu, Oxillain y Ansotegi, así como la fandería de Olabarrieta.

Desde 2009, el Castillo de Muñatones se ha integrado en la oferta educativa y turística de la Ferrería, ofreciendo una visión más completa del pasado de Bizkaia. Desde su apertura, más de 31.000 personas han participado en las actividades de Muñatones, entre ellas la Recreación Medieval, un evento que combina didáctica y divertimento, y la visita teatralizada ‘Las Intrigas de Muñatones’, que da protagonismo al papel de las mujeres que habitaron el Castillo y que ha quedado incorporada al programa anual. A las más de 900 visitas guiadas llevadas a cabo se suman conferencias, recreaciones, talleres, teatro, conciertos, danza y magia, incluso jornadas de gastronomía medieval como la Dieta de Lope de la que volveremos a disfrutar este año.

Recuperación y Reconocimiento

En junio de 2004, la Diputación Foral de Bizkaia abría al público las puertas del viejo ingenio hidráulico, en el que se había fabricado hierro durante cerca de 500 años, inauguraba así una nueva etapa de su historia convertido en museo, después de un exhaustivo proceso de rehabilitación.

Cuando la Diputación Foral de Bizkaia inició la recuperación del conjunto, en 1990, era consciente del extraordinario valor de este patrimonio. De las más de 200 ferrerías que en el pasado llegó a haber en Bizkaia, la de El Pobal era la mejor conservada y la única que había llegado hasta nuestros días con maquinaria. Unas instalaciones que la familia Pérez Ibarrondo, los últimos propietarios, habían mantenido en activo hasta 1965.

En 2004, tras un exhaustivo proceso de rehabilitación, la Ferrería abrió sus puertas como museo, asegurando la conservación de este singular patrimonio.

Se garantizaba así la conservación de un patrimonio que de otra manera habría quedado en el olvido. Pero además este nuevo museo nacía para difundir la vocación ferrona del entorno y para potenciar la imagen de Muskiz, de la comarca y del conjunto de Bizkaia como un producto cultural y turístico de calidad.

Apenas dos años después de la inauguración, la Ferrería recibía un reconocimiento internacional: el tercer puesto con galardón de oro en los Liveable Community Award, del programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. Este premio destacaba el carácter innovador del proyecto, así como su sostenibilidad y el impacto positivo en el entorno local.

La puesta en marcha de la maquinaria -los fuelles de piedra, las ruedas hidráulicas movidas por el agua o el martillo pilón que da forma al hierro incandescente- es una parte fundamental de la visita a este conjunto, que fue rehabilitado para mostrarse, ante todo, como un museo vivo.

La trayectoria de la Ferrería no habría sido la misma sin la colaboración de diversas instituciones y empresas. La empresa pública Forlan jugó un papel crucial en los primeros años, y desde 2011, Bizkaikoa ha gestionado el museo junto con el Servicio de Patrimonio de la Diputación. El Ayuntamiento de Muskiz, la Casa de Cultura y la Biblioteca de este mismo municipio también han contribuido significativamente. Además, la empresa Petronor ha sido un patrocinador clave desde 2005.

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