SEGUNDA RFEF
El Águilas FC cierra el 2023 con malas sensaciones (1-0)
El equipo aguileño suma sólo un punto de 9 posibles (un empate y dos derrotas) para decir adiós al 2023. Sebas López "debemos buscar las buenas sensaciones de antes"
Lorca - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
El Águilas Fútbol Club perdió ayer por un gol a cero ante el Yeclano Deportivo en el encuentro disputado en el estadio La Constitución de Yecla y correspondiente a la 16ª jornada del campeonato en el Grupo IV de Segunda RFEF. Los blanquiazules, que nunca parecieron tomar el pulso al partido, fueron inferiores a un rival que, empujado por su gente, voló sobre el campo, especialmente en el tramo inicial del segundo tiempo. Con todo, en el descuento, un disparo a la madera de Tropi pudo dar un punto al cuadro aguileño, que despide el 2023 con un solo punto sumado de los últimos nueve, pero aún en puestos de playoff de ascenso.
Sebas López destacó en la rueda de prensa previa al encuentro la importancia de entrar bien al mismo. Y no es que sus hombres no lo hicieran, pero la intensidad del conjunto local imposibilitó que la posesión que sí tuvo por momentos el Águilas se tradujese en ocasiones de gol que inquietaran a Sergio Díaz. Por contra, casi todo lo que tocaba el Yeclano, por más fugaz que fuese, se convertía en un ataque vertiginoso sobre la portería de un Iván Buigues que sostuvo a los suyos en el primer tiempo. No en vano, una doble parada en un mano a mano y en el rechace posterior impidió que La Constitución cantase el primero de la tarde cuando apenas se había alcanzado el cuarto de hora de partido.
Góngora, a balón parado, lo intentó sin éxito en varias ocasiones, convirtiéndose, con permiso de alguna internada de Isi Ros por la derecha, en el mejor recurso ofensivo de un Águilas que se sentía más incómodo y ansioso conforme pasaban los minutos. En ese contexto, un error de concentración en defensa facilitó que
Sato superase por alto a Iván Buigues, si bien una intervención providencial de Ebuka Nwenyi sobre la mismísima línea volvió a salvar a los blanquiazules, que se marcharon 0-0 al túnel de vestuarios con el pitido del catalán Masip Vidal.
La segunda parte, así mismo, no sólo continuó con la tendencia azulgrana con la que acabó la primera, sino que acentuó esa superioridad de los locales, merced al pisotón al acelerador que dio el Yeclano. Los de Adrián Hernández adelantaron las líneas para asfixiar la salida de balón de los jugadores del Águilas y encerrarles en su área cuando no lo tenían. Y el fruto no tardaría en caer de maduro. Una buena jugada de los locales en banda izquierda acabó con Silvente rematando a la red un centro raso lateral.
El partido, a partir de entonces, enfrentó dos estados de ánimo que se sentían mucho más distantes de lo que indicaba la clasificación. Mientras que el Yeclano se reclinó y esperó sin excesivo sufrimiento alguna contra con la que rematar el partido (que las tuvo, aunque Iván Buigues las aplacara con solvencia), el Águilas entró en una espiral de frustración que se hacía más acusada según avanzaba el cronómetro. La sensación de ir por detrás en el marcador (casi desconocida para el Águilas en lo que llevábamos de campaña) terminó por convertir la actuación de los nuestros en, tal vez, la menos convincente de todo el curso futbolístico. Pues aun así, los blanquiazules se quedaron a sólo unos centímetros de sacar un punto, los del poste contra el que se estrelló un potente disparo desde fuera del área de Tropi en el 94’.
El empate, en honor a la verdad, no hubiese cambiado en demasía la sensación de que ayer no era el día de los blanquiazules. Ni siquiera, una situación clasificatoria que, si bien en el mejor de los casos, habría dejado segundos a los hombres de Sebas López, les mantiene una semana más en puestos de playoff. Lo que haga el Marbella ante el Vélez hoy a las 12:00 marcará, eso sí, si el Águilas acaba el 2023 como cuarto o como quinto. Será precisamente ante los marbellís en el primer duelo del 2024 cuando el cuadro costero cierre una primera vuelta que, pese al evidente bache actual, es, como mínimo, de notable. Y es que tan cierto es el hecho de que ese balance 1/9 queda por debajo de las expectativas generadas por el propio inicio de torneo de los nuestros, como que, si había un momento idóneo para que se parase la competición y trabajar con suficiente tiempo en los reajustes tácticos que fuesen necesarios, era este. El año pasado funcionó y no hay motivo para pensar en que este sea diferente.