En El Espejo
Mons. Octavio Ruiz Arenas comenta el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de los Pobres
El secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización desgrana las claves de este documento papal
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La Jornada Mundial de los Pobres fue instituida por el Papa Francisco hace cuatro años y este año la celebraremos el próximo 15 de noviembre. Como sucede cada vez que se celebra una Jornada de estas características, el Papa ha preparado un mensaje para la ocasión. Esta vez, se titula Tiende la mano al pobre y cobra más sentido que nunca ante la circunstancia que nos está tocando vivir. En ‘El Espejo’, monseñor Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, nos ha ofrecido las claves para comprender mejor este documento.
Monseñor Ruiz Arenas ha explicado por qué, desde el principio, el Papa decidió que este Pontificio Consejo fuera el encargado de la organización de estas Jornadas. “Se debe a dos razones. Primero, porque este Pontificio Consejo fue el encargado de celebrar el Jubileo de la Misericordia”, en el que el Papa celebró una misa con 7 000 pobres que fue el germen de esta Jornada. “Esta Jornada busca que el pobre sea tenido en cuenta en su dignidad, que el cristiano tome conciencia de que una expresión de la misericordia es tender la mano al pobre”.
“Y, por otro lado, porque evangelizar no es sólo un anuncio de palabra. También se evangeliza con el testimonio. Y el testimonio que nosotros tenemos que dar como cristianos es el amor a los pobres, el encontrar en el pobre el rostro de Jesús”, explica el arzobispo colombiano.
En su mensaje, el Papa nos recuerda que los pobres nos ayudan a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana. “Muchas veces nosotros pensamos en tender la mano para dar algo, pero se nos olvida que ese ‘tender la mano’ también es para poder recibir, y tenemos que darnos cuenta de que, en el contacto con el pobre, si lo hacemos con fe, estamos cumpliendo una norma del Evangelio. Ese contacto con el pobre nos hace pensar en nuestra propia situación, hasta qué punto estoy viviendo verdaderamente mi vida cristiana, hasta que punto el pobre está enriqueciendo mi vida espiritual”, señala monseñor Ruiz Arenas.
“No basta con que nosotros demos una ayuda, una limosna… eso no sirve si no tratamos de vivir realmente la pobreza evangélica. Esa pobreza evangélica que nos lleva, por una parte, a confiar plenamente en Dios y, por otra, a sentir el dolor y compartir la angustia de aquel que no tiene lo suficiente para vivir. El contacto con el pobre nos evangeliza, porque va a ser un reclamo para vivir más evangélicamente y poder seguir a Jesús y amarlo a través de nuestra entrega a él”, afirma el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
“A pesar de todos los problemas que hay en el mundo, hemos podido encontrar tantas personas que de una forma callada están viviendo el mensaje del Señor y tienden la mano para ayudar al más pobre, al vulnerable. Y el Papa nos coloca esa actitud que ha habido de los médicos, de los enfermeros… que sin miedo han enfrentado esta crisis, incluso dando la vida, esa santidad ‘de la puerta de al lado’ de la que habla el Papa”, explicaba monseñor Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.