EN 'EL ESPEJO'
El profesor Ignacio Uría: "El discurso del Papa Francisco no debe interpretarse como una interferencia"
Profundizamos en el discurso del Papa Francisco al Cuerpo Diplomático, con Ignacio Uría, profesor de Relaciones Internacionales de la UFV.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El profesor Ignacio Uría ha destacado la importancia de la audiencia con los 183 embajadores acreditados ante la Santa Sede, que ya es una tradición en el Vaticano, a principio de año: "El Papa les pide, en la línea del discurso de Pablo VI ante la ONU, colaboración para construir la paz".
I. Uría ha explicado que las palabras del pontífice no deben interpretarse como una interferencia, porque el Papa no toma partido, sino que "quiere abrir vías de diálogo a partir de la doctrina social de la Igleisa; el Papa se presenta como un observador sensible a los problemas de la humanidad, que ofrece ayuda en la medida de sus posibilidades".
Este experto en relaciones internacionales ha contado en El Espejo que el Papa confía en el diálogo multilateral y que el éxito de las conversaciones políticas pasa por un diálogo sereno, constructivo y con concesiones, algo que con frecuencia se olvida. "Todo diálogo implica concesiones. Hay que ceder y llegar a puntos de acuerdo. El Papa no es un iluso. Sabe de sobra el desprestigio que atraviesa la comisión de derechos humanos de la ONU, que preside Senegal, un país con denuncias por violación de derechos. Una comisión en la que países como Cuba o Arabia Saudí tiene voto. Pero ¿cuál es la alternativa a esa multirateralidad...quedarnos en manos de las superpotencias, de Trump o del comunismo chino? El multirateralismo no es la solución definitiva, pero en los últimos siglos ha tenido más luces que sombras. El Papa ha insistido en esto en su discurso a los diplomáticos".
Ignacio Uría ha afirmado que a nivel internacional el peligro principal es el nacionalismo rampante, "que también vemos en España, que como decía Juan Pablo II es la mayor amenaza contra la paz".
"En ocasiones hay que recordar lo obvio, el bien común, la justicia social, la diversidad que enriquece, que todo ser humano tiene una dignidad inviolable -ha señalado-. Son premisas básicas para la convivencia pacífica. Si no se respeta a cada ser humano en su individualidad, es imposible que haya una política correcta y por eso el Papa recuerda el mandato bíblico de proteger a los más débiles y que los países deben cooperar para dar respuesta a las crisis humanitarias".
Respecto al fenómeno de las migraciones ha recordado -coincidiendo con las palabras del pontífice- que debe hacerse con prudencia, bien pensada y en la medida que no sea una amenaza contra la propia identidad nacional.
También se ha referido al papel de la Unión Europea. "Cumplió su misión original . Ha tenido el éxito de superar los nacionalismos, pero ahora surge de nuevo esa tendencia al aislamiento y a la cerrazón, ante la que yo pienso que Europa sigue siendo la solución. ¿Más nacionalismo o más Europa? El Papa habla de más y mejor Europa; volviendo a sus raíces y a la subsidiariedad".