Schlichting: ¿Puede un gobierno cambiar las normas de elección de jueces para hacer los tribunales a su gusto?
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¡Muy buenos días España! Es sábado 17 de diciembre, en efecto, en este día que será nuboso sobre todo en el centro y sur peninsular y en el que las lluvias nos dan un respiro. La semana que entra volveremos a mojarnos un poco.
¿Puede un gobierno europeo cambiar las normas de elección de los jueces para hacerse los tribunales a su gusto? ¿Puede hacerlo usando las enmiendas a otra ley que nada tiene que ver? Pues eso va atener que dirimir la Unión Europea en el caso de España, como ya tuvo que hacer con Polonia, a cuyo gobierno multó y censuró por intentar hacerse un poder judicial a medida. Nos espera un año de recursos en Bruselas después de esta semana calentita en que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha quitado el delito de sedición, ha rebajado el de malversación de bienes públicos y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ha modificado las normas de elección del Consejo General del Poder Judicial para rebajar las mayorías exigidas hasta ahora y hacerse un Tribunal Constitucional a su medida.
El primer paso, antes que acudir a Bruselas, ha sido lógicamente el Tribunal Constitucional. PP, Vox y Ciudadanos esperaban incluso que el tribunal de garantías hubiese parado la sesión del jueves en que el PSOE y sus socios arreglaron las leyes a favor de los independentistas, pero la presión fue de tal calibre que el Constitucional resolverá esta próxima semana. Por pedir el amparo judicial, la izquierda habla y acusa de atentado contra la democracia.
¿Y ESTOS NERVIOS?
¿Y este tono? ¿Y estos nervios? ¿La oposición democrática de un país recurre al Tribunal Constitucional y se monta este follón? Los comentarios llevan así, subidos de tono, desde el propio jueves, comparando a los jueces con Tejero y su golpe de Estado. Rufián, el más beneficiado, lo defendía en nombre de ERC. Y Joan Baldoví lo ratifica en nombre de Compromís.
Como fieras se han revuelto los del Gobierno y sus socios. ¿Por qué? La persona de la calle que está haciendo a duras penas sus compras de Navidad, que está inmersa en el Mundial, se pregunta por qué todo este revuelo. Y si eso le afecta en algún sentido.
Bueno, fíjate si te afecta que de esto depende que tengas a Pedro Sánchez de presidente de España cuatro años más.
Ponte en el escenario. Votan en las próximas elecciones generales. Pedro Sánchez tiene que ganar las elecciones generales y revalidar mandato. En ese momento, Esquerra Republicana reclamará, para apoyarlo y prestar sus escaños, la celebración de la consulta y el líder explicará a todos que, de este modo, se resolverá para siempre el “problema nacional de Cataluña”.
CAMINO 'ALFOMBRADO'
Desde el jueves, el camino está alfombrado. El delito de malversación ha sido rebajado y, a partir de ahora, será posible gastar para comprar urnas a China, enviar delegados a Rusia o imprimir propaganda a favor de la independencia. Eliminado el delito de sedición, se podrá convertir colegios en sedes electorales o llamar a la ruptura sin que suponga pena de cárcel. Y si alguien, desde el poder judicial, pretendiese poner en duda la constitucionalidad de todo ello, el nuevo Tribunal Constitucional, elegido a medida del poder, pastueño a los intereses de este PSOE, dejará todo en agua de borrajas. Quién nos iba a decir que el Partido Socialista iba a federalizar España y procurar una Cataluña secesionista! Teníamos al enemigo en casa y ni lo sospechábamos.
Nos queda muy poco espacio para reaccionar. Si la oposición ganase las elecciones, se encontrará con un estado de Derecho desprovisto de mecanismos para impedir la ruptura, desguarnecido. No habrá ninguna consulta de autodeterminación en Cataluña -dijo Sánchez esta semana-, no sólo porque no tiene cabida en la Constitución, sino porque tenemos que contribuir con soluciones que ayuden a superar la fractura de la sociedad catalana”. Mentira. Si Sánchez dice esto es porque piensa lo contrario. El mismo que dijo que jamás pactaría con Bildu y que no podría dormir en caso de que Podemos llegase al Gobierno ha demostrado que no es de fiar. El que dice la verdad es Pere Aragonés y, respondiendo a Sánchez en la Ser, ha sentenciado: “Esto no se ha acabado. Si alguien piensa que, por haber llegado acuerdos, hemos renunciado a nuestras convicciones, es que no entiende lo que pasa en Cataluña”. El siguiente paso, explicó, “es abordar la cuestión de fondo que es la relación entre Cataluña y España y pactar un referéndum con el Estado. Nos gustaría entrar en ello en los próximos meses”. Queridos amigos. Ahí lo tenemos.