'Crónicas perplejas': “No convirtamos el fútbol en un espectáculo tan perfecto como aburrido"
Habla Antonio Agredano del VAR y de la esencia del fútbol
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas perplejas'.
El fútbol ya no es lo que era. Lo mismo es el Tato Abadía que Neymar. Lo mismo es Andújar Oliver que Alberola Rojas. ¿Hacia dónde vamos? Ese Alfredo Landa con silbato sí que era el fútbol auténtico y no este señor que lo mismo podría arbitrar un partido que pelearse con Thor en una película de Marvel. Se está perdiendo todo.
Aquellos pantalones de fútbol, cortos y apretados. Que los futbolistas parecían mi hijo yendo a la natación. Y no esas calzonas de ahora. Se han perdido los Meybas, se han perdido los porteros gordos, como Chilavert, o bajitos, como Ablanedo II. Que tenía serias dificultades para llegar al larguero. El fútbol se está perfeccionando, dicen. Pero no es verdad, el fútbol se está amanerando. Convirtiéndose en otra cosa. Ahora ni siquiera se puede insultar al rival en el campo. Ahora hasta se aplaude al equipo contrario si lo hacen bien. De verdad, ¿hacia dónde vamos a llegar?
Los árbitros soy muy malos. Que los habrá buenos, seguro, pero en general, son muy malos. Siempre me acuerdo de la mítica frase de José María García, que dijo en la crónica de un partido: “Sobre el arbitro, división de opiniones: unos se acordaron de su padre, y otros de su madre”.
El VAR es un horror. Yo prefiero un árbitro malo a las pantallas, los parones en el juego y las líneas hechas con el Paint. No he visto nada peor en un campo que esos cinco minutos entre que marcas el gol y el árbitro te permite celebrarlo tras doscientas perspectivas de la cámara. Y cuando digo que no he visto nada peor en un campo sé de lo que hablo, que he visto jugar a Drenthe en el Bernabéu y a Jens Janse en El Arcángel. Jens Janse, qué malo era. Se tiró un año jugando con el Córdoba y cuando se fue aún no sabíamos si era zurdo o diestro, porque era igual de malo con las dos piernas.
Menos mal que nos quedan las pachangas los miércoles por las noches. Con esas camisetas XL ceñidas, con esos pases en profundidad que el delantero sigue con la mirada y las manos en el costado como diciendo: “¿Quién te crees que soy, Halaand?”. El fútbol, cortito y al pie. Y los árbitros, pequeños y regordetes. Vivan los errores. Vivan las injusticias sobre el césped. Que no se pierda el fútbol, que no lo convirtamos en un espectáculo tan perfecto como aburrido.