'Crónicas perplejas': “¿Qué es peor? ¿Tener un mapache tatuado en la pierna o deberle 150.000 euros al banco?"
Habla Antonio Agredano de los tatuajes y la reacción de su madre cuando se hizo el primero
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas perplejas'.
Cuando mi madre me vio los tatuajes se enfadó. “Pareces un periódico”, me dijo. Estuvo unos días sin hablarme. Luego, ya más calmada, me dijo: “Pero cómo te haces eso, si es para toda la vida”.. Y claro, se lo tuve que decir: “¿Y la hipoteca? La hipoteca también es para toda la vida y con eso no te enfadaste”. ¿Qué es peor? ¿Tener un mapache tatuado en la pierna o deberle 150.000 jureles a un banco? Yo lo tengo claro.
Como sabéis, me gustan los tatuajes. Digo más. Y juro que no está preparado. Ahora a las doce tengo cita con mi tatuadora para hacerme una cosita. Los tatuajes siempre empiezan igual. Uno va por primera vez y tiene una idea muy ambiciosa. “Mira, quiero ponerme la palabra 'coraje' con dos corazones entrelazados pero uno está roto y una estela así larga que acabe como en una estrella y la estrella que dibuje la palabra infinito pero todo muy pequeñito y en inglés”. Ningún divorcio sin su tatuaje correspondiente. Y ya cuando le coges el gusto a los tatuajes ya vas por vicio. Ya vas y le dices al tatuador: dibújame una botella de Bitter Kas. Me da igual. Lo que quieras.
La tinta engancha. Ya lo digo yo. Lo malo de los tatuajes: la gente que los explica. Típica amiga que dice: “Esta flor de loto significa autosuperación porque pasé una época muy mala y necesitaba canalizar de alguna manera esa energía negativa y el tatuaje es un símbolo de ese camino de la oscuridad a la luz…”. Me dan ganas decir: Mira, si te hubieras tatuado un Pikachu te habrías ahorrado muchas explicaciones.
Yo tengo tatuado el nombre de mis hijos y siempre hay alguien que me dice: “Eso qué es, para que no se te olvide cómo se llaman, ¿no?”. Sólo hay algo peor que la gente que tiene tatuajes y se creen especiales por ello: la gente que no tiene tatuajes y se creen especiales por ello. Que da igual. Las calaveras mexicanas aunque lo más lejos que hayas viajado en tu vida es a Portimao, letras chinas que crees que pone fuerza y en realidad pone pan de gambas. O esa gente de Bollulos de la Mitación con tatuajes maoríes. El Rapa Nui del Aljarafe sevillano te llaman. En fin. Que da igual.
Tatuarte el escudo de tu club, canciones de Alejandro Sanz o la cara de tu sobrina. Aquí lo importante, como decía El Cordobés: es mentalizarse y quererse de verdad, sano, ese cuerpo, tener potencia, ser feliz, quererte tu mismo y quererte tu mucho. Aunque lleves en la piel más tinta que un arroz negro para doce.
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