'Crónicas perplejas': “De vez en cuando hay que abrazarse al amor y al disfrute con idéntica inconsciencia”
Habla Antonio Agredano de récords
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
Campeón del mundo en comer carne de membrillo. Me levanté una mañana temprano, siendo niño, y aproveché que mis padres dormían, para abrir la alacena, sacar la lata de carne de membrillo, coger una cuchara de las grandes, y comer. Comer como si no hubiera un mañana.
Esa carne de membrillo de Puente Genil, esa textura, ese dulzor… no podía parar. Cuando mi padre se despertó y me vio allí sentado, en el suelo de la cocina, casi a oscuras, con la lata prácticamente vacía en mi regazo, se echó las manos a la cabeza. A los diez minutos me empezó a dar vueltas la barriga como una lavadora centrifugando. A los quince minutos ya me tuve que tumbar. A los veinte minutos ya estaba definitivamente arrepentido. Qué malo me puse. No he vuelto a probar la carne de membrillo. Pero el récord ya no me lo puede quitar nadie.
Qué cosa tan maravillosa es el placer de los sentidos. Qué disfrute tan infantil sin pensar nunca en las consecuencias. Luego nos hacemos mayores y la contención se convierte en un objetivo. Una copa de vino y no más. Un puñadito de frutos secos. Cenas ligeras. Desayunar fruta. Esas cosas.
Pero no puedo evitar pensar en la felicidad que a veces produce el exceso. Romper la frontera de lo esperado. Lanzarnos a la vida con voracidad y con deseo. Como ese niño y esa lata de carne de membrillo. Porque de vez en cuando hay que abrazarse al amor y al disfrute con idéntica inconsciencia.