La lección de Luis del Val a Pedro Sánchez tras sus palabras al PP sobre el fin de ETA
El profesor le explica a Pedro I, El Mentiroso, cómo fue el fin de ETA
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de ‘Herrera en COPE’ en las palabras que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dirigió al PP sobre ETA y quien trabajó para acabar con la banda terrorista en España:
El próximo sábado mi nieta mayor termina el bachillerato y emprende el camino hacia la Universidad, y, claro, durante estos días, me he acordado de su madre, de su entrada en la Complutense para estudiar Derecho, y, luego, de su miedo al comunicarme que quería cambiarse a la Autónoma.
Y fue allí, en la Autónoma, siendo estudiante, cuando vivió la terrible mañana de febrero de 1996, cuando un asesino cuatro años mayor que mi hija, acribilló a balazos a Francisco Tomás y Valiente, que estaba sentado en su despacho de la Facultad.
Fue, en esa etapa en la que los jóvenes se asoman al balcón de la vida, cuando mi hija advirtió que no todo eran risas y futuro, y que había zonas negras que, hasta entonces, no había percibido desde el balcón de su juventud.
Al año siguiente, en plenas vacaciones, llegó el asesinato de Miguel Ángel Blanco, que fue un aldabonazo para dos generaciones que, hasta entonces, no se habían dado cuenta de que evitar mirar la ciénaga no evita su hedor.
Sánchez insisite en que el PSOE accabó con ETA
Y, ayer, cuando Pedro I, El Mentiroso, nos informó que el PSOE acabó con ETA, y que al PP eso no le interesaba, el hedor alcanzó esa intensidad repugnante, causa de las primeras arcadas. Miguel Ángel, asesinado por haber sido elegido concejal del PP, luchaba para que continuara ETA. Y Gregorio Ordóñez. Y José María Aznar, por disimular, sufrió un atentado similar al de Carrero, y el coche blindado resistió. Y otros tres intentos más, con misiles -uno de ellos de fabricación rusa- que intentaban derribar el avión en el que viajaba, todo eso, claro, porque Aznar quería que ETA siguiera matando.
Menos mal que Pedro Sánchez estaba trabajando para acabar con ETA desde su puesto de concejal socialista del ayuntamiento de Madrid. Y, menos mal que Patxi López, traicionando el acuerdo de partidos de no negociar con ETA, se marchó a negociar con la banda asesina, siendo Zapatero presidente del Gobierno.
Pero el mérito es de Pedro I, El Mentiroso, al margen de sus compañeros militantes asesinados a los que no respeta, de las más de ochocientas familias destrozadas, de esos cuerpos sacrificados de Guardia Civil y Policía, que resistieron las bombas, las amenazas y el miedo.
Espero que mi nieta, cuando vaya a la Universidad, tenga ya algo de información de lo que son las mentiras y lo que son los canallas.