Luis del Val: “El agua es pan y vida, sustento imprescindible, y cae del cielo y, por eso, no es de nadie”
Habla el profesor de la disputa política que se ha generado por el tema del agua y la sequía
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de ‘Herrera en COPE’ en la polémica por el agua y la cuestión política en la que la han convertido:
Cuando las sucias manos de la política se meten en el agua, el agua se enturbia. Ni en los despachos de Bruselas, ni en los de Moncloa, saben mucho del agua. No saben, por ejemplo, que dos familias amigas pueden dejar de hablarse durante dos generaciones, porque una de ellas bajó o abrió la tajadera de la acequia, un cuarto de hora más temprano o más tarde. Porque el agua es pan y vida, sustento imprescindible, y cae del cielo y, por eso, no es de nadie. Si con el petróleo hubiésemos aplicado la misma justicia, habríamos evitado un montón de guerras y una montaña de cadáveres.
España necesita un pacto del agua. Un pacto llevado a cabo por políticos que tengan claro que el agua no es de su partido y que el agua tampoco tiene ideología, ya que hasta el momento, que yo sepa, nadie habla de que haya bebido en una fuente de derechas o en una fuente de izquierdas. Pero con las manos sucias de la política metidas en el agua, y en vísperas electorales, es imposible albergar cualquier esperanza. Teresa Ribera, con el semblante hosco, como si hubieran insultado a su familia, asistió impávida al derribo de más de cien presas y azudes y prepara un trasvase.
Decía Gabriela Mistral: “Quiero volver a tierras niñas;/llévenme a un blando país de aguas./En grandes pastos envejezca/y haga al río fábula y fábula./Tenga una fuente por mi madre/y en la siesta salga a buscarla,/y en jarras baje de una peña/un agua dulce, aguda y áspera./Me venza y pare los alientos el agua acérrima y helada./¡Rompa mi vaso y al beberla/me vuelva niñas las entrañas!”. Nada que ver la lírica con este uso electoral del agua, ni con la frustración para quien el agua no es poesía, sino sustento del que depende la vida. Habrá que llegar a un acuerdo, a un gran pacto del agua, porque es de interés general, pero imposible, ahora, donde el interés general ha ido a parar al pozo negro de los intereses electorales. Meten las manos en el agua creyendo que van a conseguir una cosecha de votos, pero con esa actitud, entre quienes viven al lado del agua y su escasez, de su necesidad y de su amparo, lo único que conseguirán es una cosecha de desprecio, porque no hay nada más despreciable que jugar con el pan y la vida, presumiendo de ecologistas de salón.