'Herrera en COPE'
"El gesto del Gobierno es humanitario, pero tiene que haber una respuesta conjunta de la UE"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Señoras, señores, me alegro, buenos días:
Es martes. Es 12 de junio del 2018. Suben las temperaturas. Esto ya empieza a parecerse al verano. Tardarán a lo mejor un par de días más en ajustarse a la realidad, pero bueno... Hoy, a excepción del norte, la cornisa cantábrica y algún lugar más en el que hay tormenta, digamos que los cielos son prácticamente despejados en todo el país.
Bueno, pues ahí está en medio del Mediterráneo. Hay una nave. Se llama Aquarius. Bueno, hay más de una nave. Pero hay una que se llama Aquarius, que lleva 629 personas a bordo. ¿Qué personas? Todo tipo de personas: hombres, mujeres, embarazadas, niños... Que salían de Libia como salen tantos al cabo del día en un barco de negreros. Lo sueltan cada día en una lancha más débil, en una 'toy', vamos, directamente en altamar porque saben que ahí, a pocas millas, están los barcos que les van a recibir. Los barcos de las ONGs que les van a recoger y les van a llevar a puerto europeo. Es decir, le hacen a las mafias el trabajo por el que las mafias cobran una pasta notable. No los llevan a puerto africano, se los llevan a puerto europeo. Normalmente, Grecia, Malta, Italia.
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En esa ocasión, Italia y Malta se han negado por diferentes razones a recoger esta nave Aquarius, que ya les digo, 629 personas. Es una nave de la ONG SOS Méditerranée, es francesa, y el Gobierno español ha dado un paso al frente y ha dicho que ofrece el puerto de Valencia para coger ese barco. Claro, el traslado no es sencillo. Están en altamar hacinados. No tienen comida o víveres, pero bueno, eso se puede más o menos solucionar enviando otro barco y que se repartan en dos o tres barcos. Y entonces, no un barco sino dos o tres barcos, llegarían a Valencia. Dicen que Valencia en las condiciones en las que están no pueden llegar, y el Gobierno español ha dicho, bueno, pues zarpar en Palma de Mallorca, ahí en medio.
Esto, la verdad, es un gesto del Gobierno español del que no se puede decir más que... Y, además, es obligatorio decirlo para luego hacer otro tipo de consideraciones, porque si no parece que es que estás decidido a dejar en alta mar a unas pobres criaturas que han salido de su tierra. Es un gesto humanitario. Es un gesto humanitario que a lo mejor aviva, quién sabe si sirve para avivar el debate en la Unión Europea de cómo se utiliza una política común y no se deja simplemente a su suerte a los países del Sur que hacen frontera sobre la inmigración. Bueno será.
Ahora comienzan los preparativos, el puerto de Valencia, el Gobierno valenciano... Ahora todos se apuntan a la carrera de a ver quién es el más bueno. Quién es el que más recoge, quién es el que más abraza a los refugiados... El alcalde de Valencia, Ximo Puig, el presidente de la Comunidad Valenciana... Bueno, hasta Torra ha dicho que traigan a todos aquí a Cataluña que nosotros nos quedamos con ellos.
¿Qué ha provocado esta decisión de España? Bueno, primero, que el ministro de Interior italiano proclame victoria. Dice: “A España se van, primer objetivo cumplido. Hemos abierto, además, un frente de discusión internacional”. Es verdad, hasta ahora han sido aplausos a Pedro Sánchez con las ONG reclamando cambios urgentes en política, etcétera, etcétera.
Bueno, está bien el gesto, pero hemos de saber, y ha de saber el Gobierno, y sobre todo el Gobierno tiene que hacer saber que el gesto no puede repetirse. Es decir, no pueden ser nuestros puertos los únicos de la Unión Europea que acojan, porque cuando lleguemos 10 barcos -10 barcos, eh- por el efecto llamada, qué está previsto hacer. Porque ya hay otro en camino, hay otro barco, en este caso, de una ONG alemana, que está... Pues vamos para allá. Este lleva 700 personas. Es una alarma humanitaria y, evidentemente, algo habrá que hacer. No se le puede dejar nada más que se mueran. Pero tiene que haber una respuesta conjunta de la Unión Europea. Cuanta más gente, cuanta más gente se acoja y, además, utilizando y apelando a argumentos humanitarios, más gente se va a echar al mar. ¿Para qué? Para que las ONG las recojan. Es decir, ya los traficantes de seres humanos los echan sabiendo que los van a coger allí, y están allí esperando para que les cojan. Pues...
¿Cómo se distribuyen a estas personas? Claro, estas personas pueden llegar... Aquí las personas llegan de dos maneras: o como refugiado o como inmigrante irregular. Cuando llegan como inmigrante irregular van a un CIE, a un Centro de Internamiento de Extranjeros, y algunos de ellos son repatriados y otros no. Esto es una gincana.
El que llega, pues ha llegado, pues se queda. La mayoría se queda. La verdad que se quedan pero luego se van hacia arriba, pero... Pero estas personas que vienen en este barco vienen como refugiados. ¿Y cómo se distribuyen? ¿Y quién los alimenta? ¿En qué condición entran? Porque, claro, si tú los admites y les dices que venga el barco aquí, luego no los vas a meter en un centro de internamiento. Le tienes que dar alojamiento, una asignación, tienes que tenerlos varios meses atendidos y luego intentar que se inserten socialmente en el puerto al que han llegado o en el lugar que quieran.
Es verdad, es un golpe de efecto para toda Europa, pero el Gobierno tiene la obligación de aclarar que es simbólico, que es extraordinario. Porque, miren, estos barcos de las ONGs han cambiado el comportamiento de las mafias. Como yo les digo, los tiran al mar porque saben que los recogen y porque saben, además, que no los llevan luego a una costa africana. Los llevan a un puerto europeo hasta que algunos puertos europeos han tomado la decisión de estar cerrados. Es una decisión arriesgada la del Gobierno español con unas consecuencias poco previsibles si no se deja bien claro que es excepcional, porque es muy difícil calcular el impacto sobre las rutas, las expectativas que creas con todo este tipo de política. Atentos a la pantalla en cualquier caso.
Y otro asunto del día. A lo largo de la mañana posiblemente conozcamos la sentencia del Supremo, la sentencia del Caso Nóos. Ese caso según el cual, saben ustedes, había sido condenado Iñaki Urdangarín Urdangarín a 6 años y 3 meses de cárcel. Recurrieron al Supremo, y ahora el Supremo tiene que decidir si se queda ahí, es menos o es más. Yo no estoy en condiciones de saber qué es lo que va a decidir el Supremo. Sí que si decide mantener o aumentar o que Iñaki Urdangarín entre en prisión, pues a Urdangarín se le da un plazo voluntario para el ingreso, me parece que son 10 días o algo así, y si no se acuerda su busca y captura y su ingreso en prisión. Veremos, quizá lo largo de la mañana, quizá a lo largo de la tarde. Hay cierta expectación.