'Herrera en COPE'
"La moción de censura evidenció que Podemos no es alternativa a nada"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Señoras, señores, me alegro, buenos días...
Ayer se evidenció que la moción de censura que presentaba Pablo Iglesias contra el Gobierno del PP para postularse él como presidente es una moción de censura fallida. Desde luego, a vista de lo que hubo ayer, fue más una moción de tortura que una moción de censura.
Les contaré algo. Ayer tuve que tomar una decisión en este programa: ¿Poníamos este programa al servicio de la moción de censura y retransmitíamos íntegros los discursos de Irene Montero, de Pablo Iglesias y luego, si daba tiempo, algún tipo de réplica o dúplica? Y yo decidí que no, otros no lo hicieron. Allá cada uno. Yo decidí que era mejor entretenerles con un programa, mejor o peor, pero desde luego que no fuera una monserga de cinco horas. Es que duró cinco horas la monserga de Irene Montero primero, y de Pablo Iglesias después. Aquello fue un mitin, una causa general, con muchos gritos y, básicamente, cinco horas de soflama entre uno y otro. Si las demás emisoras consideran que eso era interesante para sus oyentes, perfecto. Yo creo que para los míos no lo era.
Lo que ayer evidenció es que Pablo Iglesias, desde luego Podemos en su conjunto, no es alternativa de nada. Podrán servir para presidir algún consejo universitario, que habida cuenta cómo está la Universidad y habida cuenta su indigencia intelectual, es apropiado, pero no para dirigir a un país. Antes al contrario, escuchando algunas de las cosas que decían se puede llegar a la conclusión de que son una amenaza para la democracia.
Ayer se daba por hecho que a lo mejor Rajoy se iba a guardar un turno de réplica al final. No, no, no. Rajoy fue el que quiso poner toda la carne en el asador y salir a contestar a uno y a otra. Y, desde luego, se vio que no son una amenaza para Rajoy. Rajoy los zarandeó, la verdad es que los desmontó. No sé si era muy fácil o menos fácil desmontarlos, porque eran discursos oportunistas, infantiloides, neobolivarianos, de esta extrema izquierda enferma de sectarismo maniquea. Pero era lo que se esperaba, tampoco...
Lo de ayer fue una sesión de autopropaganda pagada a escote por todos. Todos le pagamos a Pablo Iglesias una sesión para él erigirse en el líder de la izquierda, aprovechando que Pedro Sánchez no está en el Parlamento. Y además fue una sesión de autopropaganda en la que ni siquiera supieron dejar claro el concepto sobre soberanía nacional y sobre país que manejan. Porque todo era discurso de brochazos, de pirotecnia, de alguna frase, como dice hoy el editorial de El Mundo, "cantonalismo de la Primera República". Era un discurso en el que se aprecia que son víctimas de la prisa y un poco de la farsa. ¿Por qué? Porque la crisis se evapora y, desde luego, Pablo Iglesias intenta convencernos a todos de que él es el único que siente dolor por los necesitados, o por los pobres, o por los que están irritados por la corrupción, etcétera, etcétera.
Mire, ir de la mano del secesionismo catalán más retrógrado, más histérico, basta ver a Tardá, e ir de la mano de los socios de los amigos de ETA, como es la gentuza de Bildu, ¿usted cree que puede parecer inteligente cara a convencer a la mayoría de los españoles de que son la alternativa de gobierno? Lo de ayer estaba hecho para retirarle al PSOE la imagen de partido más numeroso de la oposición aprovechando que no no está Pedro Sánchez. Rajoy aprovechó la moción de ayer para evidenciar que la garantía de estabilidad es él, ante toda esta burricie que se escuchó.
Ya veremos hoy cuál es el discurso del PSOE, porque esta mañana continúa la coña con la intervención del PSOE, Ciudadanos y luego del grupo Popular. Si el PSOE juega a la equidistancia, cae en la tentación de jugar a la equidistancia -"yo no estoy con el Gobierno pero tampoco estoy con Podemos. Yo soy otra cosa"-, y no carga directamente contra los bandazos de ayer en asuntos como la soberanía nacional, cometerá un error.
Además, Pablo Iglesias, si hubiera querido desalojar a Rajoy, lo hubiera podido hacer apoyando la investidura de Pedro Sánchez y no lo hizo. ¿Por qué? Porque quería esperar a unas elecciones creyendo que iba a darse el sorpasso. Y el sorpasso pues no lo hubo. Y ahora tendrá que esperar a que Pedro Sánchez plantee una moción y sumarse o no sumarse.
En lo de ayer no primaba el interés general, es estrategia partidista, sin conseguir presentarse como alternativa seria a nada. Es decir, más como un filibustero que habla mucho pero que dice realmente poco. Ni puso en apuros a Rajoy, ni desgastó al PSOE, ni nada parecido. A lo mejor cara a los suyos sí que obtuvo algún tipo de respaldo, pero, como le dijo Rajoy, es que cada vez le votan menos.
Hay una cita muy interesante de Antonio Naranjo en El Semanal Digital, en un artículo muy completo, en el que cita a Abraham Lincoln, cuando definió la demagogia como ese "tragarse ideas menores si van envueltas en palabras mayores". Bueno, pues es evidente que hay una trivialidad notable en una parte del electorado español que está dispuesto a tragarse ideas menores. Eso sí, tienen que venir envueltas en muchos gritos, en palabras mayores, en una puesta en escena como la de ayer. Pero eso ya les digo, monsergas, matracas, todo lo que quieran, menos densidad de idea política, de programa político claro, que fue incapaz incluso cuando hablaba del carácter "plurinacional" de España. "España debe ser un estado federal o confederal". Vamos a ver, confederal es una cosa muy distinta de federal. Vamos a definir un poco más.
Ayer Ana Oramas en dos minutos desmontó a Pablo Iglesias. Le llamó machista despectivo y le dijo aquello de "a usted lo que le gusta son las mujeres sumisas, y yo no lo soy. Yo voté por cambio político, usted no, porque yo voté por Pedro Sánchez, usted no". Y en cuanto a Venezuela, "yo sí que conozco Venezuela. Y sé lo que fue Venezuela, y sé lo que es ahora". Y hasta llegaron las aguas".