Ángel Expósito: “No aprendemos de la historia: En Valencia también espían en los colegios”
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Se confirma que el hombre (y la mujer, seamos políticamente correctos) es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra.
No aprendemos. Sostenella y no enmendalla. Si ha habido un proceso disparatado en estos últimos 40 años de la historia de España, si en algo resulta evidente que nos hemos equivocado todos los gobiernos desde 1978... ese error ha sido la educación en esta España nuestra de las autonomías.
Solo así, con la transferencia total de la educación, con los 17 sistemas educativos más los de Ceuta y Melilla se entiende lo que está pasando en Cataluña, entre otras muchas cosas.
Jordi Pujol, el gran padrino de los Pujolone fue quien lo vio nítidamente desde el minuto uno. Fue Pujol quien planificó a largo plazo el proceso educativo en Cataluña, y para ello, consiguió las transparencias educativas y a partir de ahí dibujó milimétricamente un plan de inmersión lingüística en los colegios, a la vez que un paulatino proceso de mentiras históricas. Y de aquellos barros, estos lodos.
Y tras Pujol, apareció Ernest Maragall como conseller de Educación y Montila como president, y luego Artur Mas y los Pujolone, y el procés.
Nadie lo previó, nadie se enteró, nadie lo quiso ver, y a ver ahora quién es el guapo que da la vuelta a esto.
Pues bien, inasequibles al suicidio, leo en ABC lo último, o lo penúltimo que ahora toca en la Comunidad Valenciana. Se confirma que hay algo más peor que un independentista catalán y es un independentista catalán que no es catalán.
La Generalitat quiere velar por su cumplimiento a través de una herramienta contemplada en la ley del plurilinguismo aprobada el año pasado. Se trata de un cuestionario que ya ha comenzado a remitirse a los colegios -tanto públicos como concertados- que estos han de completar dentro de la solicitud de autorización de proyecto lingüístico. Aunque la petición de información acerca del uso de la lengua ya se aplicaba en época del PP, el actual escrito se ha remozado y refleja nuevos supuestos.
Y es que esa es otra. Esto de la inmersión y los procés lingüísticos no son solo cosa de Esquerra, del PSOE o de Podemos. NO. Las competencias que transfirieron con el PP en Moncloa y en Valencia, los controles comenzaron con el PP en la Generalitat Valenciana.
Bien en total, se pregunta por 32 escenarios sobre los cuales los centros deberán responder si se habla o no en valenciano, lo cual ya ha generado descontento entre algunos directores, entidades y asociaciones de padres y madres.
En concreto, figuran algunos como la rotulación en todos los espacios del colegio, los tablones de anuncios, los carteles, los materiales y soportes digitales, la página web etc. Pero se va más allá. El control también se aplicará hasta en la megafonía, las asambleas, las reuniones de trabajo, el comedor y la biblioteca. Incluso en actuaciones administrativas – fichas del alumnado, solicitudes de matrícula o becas, comunicaciones a la familia, inventarios....-, en formación del profesorado, en parlamentos en actos oficiales – graduaciones, celebraciones... -, intervenciones ante los medios de comunicación, actividades extraescolares o en las relaciones con entidades e instituciones públicas y privadas que programen actividades.
Hay más. Se hace constar que el equipo directivo de los colegios será el responsable de responder si se habla valenciano en todos esos supuestos, aunque en ocasiones también deberá encargarse el equipo docente y el claustro. Según consta en el escrito, el objetivo temporal marcado es, como máximo, el año 2022.
Vamos a ver, visto lo visto, tras la experiencia de estos 40 años, tras la explosión del procés en Cataluña, tras todo, ¿nadie se da cuenta de qué va esto? ¿nadie se da cuenta de lo que está empezando a pasar en Baleares o en la Comunidad Valenciana? ¿cómo podemos ser tan ciegos, tan irresponsables, cómo podemos aprender tan pocas cosas de la experiencia y la historia recientes?
Sin duda alguna, las mayores riquezas de España son nuestra historia, nuestras culturas, la pluralidad de sus territorios y comunidades, sus lenguas y el idioma español.
Todo el respeto y toda mi envidia para esos españoles capaces del bilinguismo total desde el catalán y el castellano, o el euskera, el gallego, el valencià, y no te digo los que además dominan sus lenguas locales como en el Valle de Benasque, en el Valle de Arán, la fabla aragonesa, el bable...
Todo eso es cultura, riqueza, respeto, tradición e historia. Faltaría más. Y lo digo de corazón.
Pero de ahí al suicidio colectivo a largo plazo, va un abismo.
No hay un solo país, ninguna nación de esas a las que me gustaría parecerme, que permita su suicidio en diferido mediante su lengua. Bueno, pues aquí sí.
Y encima lo revestimos y lo vendemos como un proceso progresista y reformista cuando en verdad es una estrategia perfectamente diseñada para adoctrinar, penetrar y ganar en el largo plazo a través de los niños.
Si no queremos verlo, aunque ya nos haya pasado, si no nos importa... así nos va.