Amelia Valcárcel: "Admitir algo como la Ley Trans no forma parte del progreso, es directamente una barbarie"

La filósofa e histórica socialista, tras la publicación de su último libro 'La civilización feminista', analiza en La Linterna el actual movimiento feminista y la deriva 'queer'

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Amelia Valcárcel: "Admitir algo como la Ley Trans no forma parte del progreso, es directamente una barbarie"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Amelia Valcárcel, filósofa feminista y catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, ha sido, durante más de dos décadas, miembro del Consejo de Estado. Un referente del pensamiento, de la filosofía y del feminismo. La profesora Valcárcel publica 'La civilización feminista', un libro que “no es políticamente correcto, con la que está cayendo”, opina Ángel Expósito durante su charla con ella en La Linterna.

Pregunta: ¿En qué punto se encuentra la libertad de las mujeres?

Respuesta: En uno fantástico, pero no está planetariamente lograda porque nuestro tipo civilizatorio es minoritario. Solo en nuestra civilización las mujeres han adquirido los plenos derechos educativos, civiles y políticos. Esto es una novedad radical que en ninguna forma de humanidad ha tenido jamás

P.: He tenido la suerte de viajar desde China hasta Cuba, pasando por toda África, Oriente Medio, países como Ucrania, donde el tema de la gestación es atroz... Y es verdad que la UE, Oceanía o Estados Unidos, somos una mínima parte del mundo. ¿Somos injustos cuando nos olvidamos de todas esas mujeres?

R.: No, porque no nos olvidamos. Sabemos que el destino verdadero de nuestra civilización es polinizar a las demás y llevarlas a su grado ético. Occidente ha sido capaz de sacar adelante los valores universales, los cuales fabrican una civilización feminista que dice que los varones y las mujeres valen lo mismo. Otra cosa es que luego sea más o menos creído, pero se pronuncia como una verdad. Esto produce muchos cambios en el mundo para bien. Por raro que nos parezca y aunque siga siendo polémico, varones y mujeres tienen asumidos por su mayor parte todos los valores feministas.

P.: ¿A quién le debemos el nombre de feminismo?

R.: Es una palabra que se fabricó en el siglo IXX, pero en realidad el feminismo es anterior a la palabra. El feminismo era una práctica de pensamiento que no tenía nombre, se acuña a finales del siglo IXX. Ahora tiene una novedad, que tiene buen nombre. Al igual que la palabra democracia, que siempre quiso decir algo malo. Recuerdo en una reunión del PSOE hace muchísimo tiempo, dice algo sobre feminismo y un señor que había me dijo que estaba de acuerdo en todo, pero que no debería decir esa palabrota de “feminismo”. Las palabras adquieren buen crédito, pero aparece alguien que no estaba y quiere okuparlas, y en esas estamos.

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P.: He visto cómo vendían niñas a hombres ancianos en El Chad, en Irak... ¿A qué libertades elementales y mínimas de las mujeres se refiere, profesora, cuando se habla de feminismo?

R.: La libertad de que no te casen, la libertad de que puedas nacer -que no suceda el feticidio femenino que sucede en India y China porque nadie quiere tener una hija-, la libertad de que te den de comer, que no te maltraten, que no te callen... la condición subordinada de las mujeres hay que contemplarla para ver qué tipo de vergüenza para la humanidad es que las mujeres hayan sido el sexo humillado. Cuando una parte de la humanidad no vale nada para la otra, la otra tampoco vale nada.

P.: ¿El feminismo ha ido de la mano del avance de la humanidad?

R.: Absolutamente. La manera que la humanidad tiene de volverse humana es reconocer la dignidad humana a ambos sexos. Irán no era así hace 40 años, y lo que tenemos en Irán es una involución política que ha cargado sobre las espaldas de las mujeres. Es una sociedad que prefirió escapar hacia atrás y ponerse en manos de los elementos religiosos involucionistas. Esto no es lo que pasa en occidente, pero a todos debería y debe importarnos. El mundo nuevo se logra en todas partes o no se logra, el feminismo es un internacionalismo.

P.: ¿Qué finalidad tiene la ley y cuál es la relación de la ley con la razón?

R.: La ley nos hace humanos, peor no todas las leyes humanizan. Somos una enorme cultura de occidente que tiene dos raíces: la griega y la cristiana. Por eso podemos ser tan reflexivos. El feminismo no es un parecer, es una manera de entender el mundo.

P.: Hablemos del Siglo de las Luces

R.: Se nos da bien encender y apagar luces, no podemos estar todos orgullosos de nuestra historia, pero el camino de la humanidad es accidentado. Desde luego, no tendríamos una idea tan extravagante como la de “todos los seres humanos nacen libres e iguales” si no fuera por La Ilustración. No se puede decir eso y añadir “pero vosotras no”, queda un poco raro. El feminismo es la herencia ilustrada llevada a su realidad.

P.: La primera dama de Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Qué es el sexo?

R.: Nadie quería hacerla, pero ella consideró que se necesitaba que esa sociedad se fundamente en una declaración. Es el único derecho no territorial que el planeta posee, no hay otro y es magnífico. A Eleanor, una gran feminista, le debemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No está mal.

La nueva deriva 'queer' y las consecuencias de la Ley Trans

P.: Simone de Beauvoir decía “ser mujer no es un carácter natural, es el resultado de una historia. No hay un destino biológico, psicológico, que defina a la mujer como mujer”. Ella explica que no se nace mujer, sino que se llega a ello. ¿Está de acuerdo?

R.: Totalmente. O piensas según esencias o según procesos. Ser mujer no es una cosa que nazcas con una esencia que alguien te diga “esto eres o pórtate así porque aunque estuvieras en la cita del Himalaya sin hablar con nadie, saldrías como yo te digo porque tu esencia te lo pide”. No, los seres humanos somos resultado educativo muy largo. Existen procesos y tenemos que entender a la propia humanidad como un proceso. ¿Fabricar mujeres? Coges a un individuo que ha nacido con el sexo femenino y le dices cómo ser y pensar.

P.: ¿Qué es la deriva 'queer'?

R.: El espejo invertido de todo esto. Cuando empieza a ocurrir yo misma me asombro. ¿El sexo existe? Claro que existe, somos mamíferos, nos reproducimos sexualmente. Nadie negará que el sexo existe, pero aparece una gente que dice que el sexo es una performance. Es normal que nos riamos porque es tan increíble que alguien diga seriamente que el sexo no existe. El sexo existe.

P.: ¿Cuántos sexos hay?

R.: Dos. ¿Cuántas inclinaciones amorosas hay? Infinitas. Las puede reducir a dos, hay gente que se siente atraída por su propio sexo. Su sexo es importante, pero entran muchas cosas en la elección de objeto. Estamos a favor de cualquier progreso. Admitir el matrimonio entre personas del mismo sexo fue un progreso. Admitir algo como la 'ley trans' no forma parte de lo mismo. Admitir una cosa que está convenciendo a nuestros jóvenes de que deben mutilarse o envenenarse es una barbarie total. Esto no pertenece al mismo orden de tranquilidad, buenos valores y tolerancia con la diversidad. Es directamente barbarie.

P.: Se advierte en la civilización feminista sobre una tercera ola del feminismo. ¿Para bien o para mal?

R.: Para bien. Vivimos en esa tercera ola. Tenemos un primer feminismo que es el feminismo ilustrado, que son los que pusieron a nuestra disposición los conceptos que nos permiten pensar el mundo como debería ser. Después está el sufragismo que nos conquistó los derechos educativos y políticos. Ahora estamos viviendo la globalización. Lo que aquí damos por sentado, allí donde empieza otra frontera no se da por sentado. Les está costando muchísimo la libertad.

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