Un gitano de un barrio de Málaga consigue entrar en la universidad y se sorprende con la respuesta de su madre
José Francisco, el primer gitano con carrera del barrio de Los Asperones, explica en La Linterna cómo reaccionó su familia a su logro académico
Madrid - Publicado el - Actualizado
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José Francisco se ha convertido en el primer gitano de su barrio de Los Asperones (Málaga) en tener una carrera universitaria, y contaba hace unos días en La Linterna cuál fue la reacción de su madre. Y es que la comunidad gitana en nuestro país está formada por 1 millón de personas. Sin embargo, la tasa de desempleo de la población gitana se sitúa en el 52%. Es decir, más de la mitad de los gitanos en edad de trabajar están en paro, una cifra alarmante.
Para combatir esto, la formación es clave. Y un ejemplo de que las cosas están cambiando, es la historia de José Francisco, que lleva toda la vida en su barrio: Los Asperones, uno de los más humildes de la ciudad de Málaga. Este joven gitano de tan sólo 27 años se ha convertido en el primer vecino en sacarse una carrera: el grado en Educación Social por la Universidad de Málaga.
Los Asperones es uno de los barrios más pobres, allí abundan la chatarra, las chabolas, los escombros. Por eso el caso de José Francisco es especial. Aunque no lo ha tenido todo a su favor. Por ejemplo, José Francisco tuvo que acostumbrarse al ruido de la calle para estudiar. “En bachillerato tenías que ir a la biblioteca pero en la ESO tuve que acostumbrarme a estudiar con el ruido”, explica a Ángel Expósito.
La respuesta de la madre de José Francisco a su logro universitario
Aprovechando que una de sus abuelas vivía en otro barrio y con tan sólo seis años le apuntaron a un colegio fuera de allí. A partir de entonces, él ha ido paso a paso, de forma muy constante con sus estudios. Tras acabar el instituto optó por seguir formándose. Ahí fue cuando decidió estudiar un grado superior en Animación sociocultural.
Pero, tal y como explica en La Linterna, si ha habido un punto y aparte en su camino de los estudios ha sido la reacción que tuvieron sus padres: “Cuando terminé el Grado Superior sentí la llamada de la Educación Social, me gustó la parte social y, si me gustaba, por qué no. Mi madre siempre me ha dicho lo mismo, no termines de estudiar”
Pero la situación económica en su familia no era la ideal. Sus padres trabajaban en una charcutería y no era hijo único. Tiene dos hermanas más: Estefanía y Teresa. Por eso, para ir más desahogados económicamente, José Francisco empezó a trabajar en un negocio de comida rápida a los 19 años. Así, combinar trabajo y estudios no fue sencillo para nuestro protagonista. Sin embargo, él tuvo una cosa a su favor: el apoyo de su entorno. Tanto en su colegio como en su empresa eran muy flexibles. Pero fue algo que le dijo su madre lo que le dejó completamente descolocado.
“Cuando yo me he agobiado más de la cuenta tenía la certeza de que mi madre me decía que podía parar de trabajar si lo necesitaba. Aunque fuese con el agua al cuello, prefería que llegase con el agua al cuello y que estudiase a que dejase de estudiar por trabajar”, recordaba José Francisco, que asegura que es una frase que siempre le ha mantenido a flote.
Tras acabar sus estudios decidió cursar el grado de educación social. Primero empezó en la UNED, pero poco después pasó a la Universidad de Málaga. La elección de su carrera fue totalmente vocacional. Él mismo se dio cuenta de que era el camino que quería seguir.
A lo que se enfrentó por ser gitano
En su etapa universitaria, quienes más lo quieren saben que todo lo que ha conseguido ha sido fruto del esfuerzo. Por ejemplo, Jesús fue su profesor en el último curso de carrera. Pero ellos ya se conocieron antes. Él fue su educador social cuando José tan sólo tenía 12 años. Y Jesús ha aprendido una lección muy valiosa gracias a José Francisco: “Yo aprendí lo importante que es que un niño puede ser más fuerte que su contexto. En educación hablamos de resiliencia, afrontar la adversidad. Parece que es algo de Bruce Willis, pero también es de gente común, que a través de su esfuerzo sacan adelante su futuro.
Pero José Francisco tuvo que aprender a estudiar en un barrio donde abundaba el ruido con muchas cosas en contra. Cuando él estudiaba nunca vio profesores gitanos ni siquiera gente de su etnia en puestos de trabajo cualificados. Él con sus amigos ha cambiado la dinámica, hablan de cualquier cosa: “Siempre que voy a los sitios y me escuchan y hablamos, a mucha gente le sorprende que sea gitano, que no lo parezco. Hay un estigma con la imagen”, asegura el joven.
Así, el joven gitano alerta de los problemas que hay en el sistema educativo. Hay que tener en cuenta que aunque la tasa de abandono escolar haya bajado en los últimos años, nuestro país sigue liderando el ranking con un 13'3%. Tan sólo está por delante de Rumanía.
Pero él ha roto el techo de cristal contra todo pronóstico, aunque le quede mucho por recorrer. De momento sigue formándose mientras busca activamente un empleo. El contexto, tu familia, el lugar de donde vienes, son factores que nosotros no elegimos pero que obviamente condicionan nuestro camino. Por eso nuestro protagonista anima a todos los gitanos a que rompan el prejuicio: “El estigma con los gitanos muchas veces nos los creemos nosotros, y hay que rebelarse contra ese estigma, y arroparse de gente que esté ahí cuando lo necesitas”, concluye.