Israel Nasseri, el afgano que huyó de los talibanes y pasó de ser director ejecutivo a un sintecho en España
El director ejecutivo de televisión relata cómo, en tan solo un día, perdió su vida entera y tuvo que dejar a su familia atrás para refugiarse en nuestro país
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Desde este fin de semana, a raíz del estallido del conflicto entre Israel y Hamás, más de 180.000 personas se han visto desplazadas en la Franja de Gaza, según la ONU. Se trata de una zona donde hay hasta ocho campamentos de refugiados con más de un millón y medio de personas.
El 15 de agosto de 2021, los talibanes entran en Kabul y toman el control del país. En los días posteriores a la llegada de los talibanes hubo una retirada caótica de tropas occidentales y los afganos sentían miedo por el infierno que se les venía encima. Aquel domingo de agosto empezó un gran éxodo de personas que temían que su vida, bajo el mandato talibán, no valiera nada.
El día que cambió la vida de Israel Nasseri
“El día que cambió el régimen no pensábamos que fura a pasar. Todo era normal, estaba en mi oficina y de repente todo pasó en una hora. Me dijeron que los talibanes habían llegado y que querían las armas del personal de seguridad. En tan solo un día, perdí mi vida entera”, describe Israel Nasseri a COPE.
El afgano de 36 años era director ejecutivo en Maywand TV. Israel Nasseri es padre de cinco niños y uno de los rostros más conocidos de Afganistán. Cuando salió de su casa aquel 15 de agosto lo hizo sin saber que nunca más volvería a entrar. Los talibanes habían irrumpido en su casa y en su oficina. Se quedaron con las armas del personal de seguridad y detuvieron a quienes no acataban las órdenes. Él no tuvo más remedio que esconderse y esperar a que los terroristas abandonaran el edificio.
Su mujer y sus cinco hijos no volvieron a verle aquella noche. Él sabía que le buscaban, así que tenía que ir cambiando de escondite. Primero en casa de su hermana, después en la de un amigo, luego en la de un contacto: “Me dejé barba, el pelo largo, me dejé bigote, me puse ropa afgana e hice todo lo posible por tener una apariencia diferente”.
Gracias a un conocido que Israel tenía en la embajada, consiguió llegar al paso de Torkham,elcontrol fronterizo que separa Afganistán y Pakistán. Él define ese puesto de control como “un infierno en la tierra”. El miedo a ser detenido es evidente, pero a 230 kilómetros de allí, en Kabul, el panorama es todavía peor: “Dejé a mi familia en Afganistán porque no tenían opción de venirse conmigo a Pakistán. Muchas veces los talibanes venía a casa, tiraban la puerta abajo, rompían los documentos, gritaban, cogían mis fotos y las rompían... Dejaron mi casa por los suelos unas tres veces”.
Su llegada a España: de director ejecutivo a dormir en un albergue
Después de un periplo de varios meses dando tumbos, consigue llegar a España y hacerse solicitante de asilo. Sin embargo, los trámites para conseguir la protección son lentos y tediosos. Su familia sigue a miles de kilómetros y él, que no conoce el idioma y no tiene amigos en nuestro país, se ve obligado a dormir en un albergue para personas sin hogar.
Había pasado de ser ejecutivo en una cadena de televisión a un sintecho: “He vivido la vida de refugiado y creo, sinceramente, que es la peor vida que se le puede dar a un ser humano: ser un refugiado”.
Afortunadamente, el destino de Israel cambió el día que conoció a Alicia, de la ONG 'People Help'. Ella había conocido su caso y para sacarle de la calle pidió a unos amigos cercanos que le acogieran en su casa hasta que Israel obtuviera asilo en España. “Dos meses y medio no es normal. Estar tanto tiempo en el apartamento de alguien es demasiado tiempo y aun así me hacían la comida, me dejaban dormir, me lavaban la ropa... Nunca podré encontrar una palabra para darles las gracias. La humanidad de la gente es la religión más poderosa del mundo”, relata agradecido.
Gracias a la ayuda de Alicia, Israel consiguió un pequeño piso en Vallecas, en Madrid, y aceleró los trámites para sacar a su familia de Afganistán. La única opción era llevarles hasta Irán para que desde allí su mujer y sus hijos cogieran un avión rumbo a España. Sin embargo, los problemas con el visado retrasaron ese viaje 152 días, 5 meses que fueron eternos. Al final, tuvo que ser Israel el que volara hasta Irán para reencontrarse con su mujer y sus cinco hijos en una habitación del aeropuerto. Habían pasado dos años desde aquel 15 de agosto en el que los talibanes tomaron Kabul: “Cuando me fui de Afganistán, mi hijo pequeño no andaba y cuando me vio, vino corriendo hacia mí”
Israel y su familia tratan de empezar una nueva vida en Madrid. Están buscando trabajo y dicen estar agradecidos por la acogida, pero se les cambia la cara cuando hablan de su país. Creen que es el peor momento en la historia de Afganistán y cuenta que allí ya no existe la cultura, el entretenimiento, la música y, por supuesto, no hay ni rastro de los derechos humanos. Las mujeres no pueden salir de casa si no van tapadas y acompañadas de un varón y las niñas, ni siquiera pueden ir al colegio: “No pueden ir a un médico masculino, solo a uno femenino, pero, si las niñas no pueden ir a un colegio, cuando los médicos se jubilen, ¿de dónde van a salir las médicos?”.
A pesar de todo lo que ha vivido Israel, admite que se siente afortunado. En estos momentos hay miles de personas en Afganistán, Siria o Gaza, tratando de dejar un territorio del que realmente muchos nunca podrán salir.