Cómo era realmente Oskar Schindler: la promesa que le hicieron los judíos y que retrató Spielberg

Expósito explora la fábrica de uno de los grandes héroes de los años del holocausto en Polonia y conoce las historias de algunos de los supervivientes

Angel Expósito en la fabrica de Schindler
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Paco DelgadoNekane Fernández

Madrid - Publicado el

4 min lectura

Cuando se cumplen 80 aniversario de la liberación de Auschwitz el equipo de La Linterna se ha acercado a un lugar clave en la historia: el distrito de Podgorze, el auténtico gueto judío de Cracovia. Todavía quedan en pie partes del muro gris de tres metros que literalmente encerró a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. En apenas unas semanas se hacinaron más de 15 mil personas en unas pocas calles. La mayoría fueron enviadas poco después a campos de concentración y exterminio.

Pero, entre tanta violencia y crueldad, hay quien vio la oportunidad de salvar la vida de más de mil judíos. Ahora la imagen del barrio es bien distinta, es una zona industrial con muchos pabellones y que esconde un edificio que fue el refugio de miles de judíos: la fábrica de Oskar Schindler.

Ángel Expósito junto a la guia oficial de Cracovia que les ha guiado en la fábrica de Oskar Schindler

Ángel Expósito junto a la guia oficial de Cracovia que les ha guiado en la fábrica de Oskar Schindler

El origen de Oskar Schindler

Un sitio destinado a la fabricación de esmaltes y municiones acabó siendo la fortaleza de cientos de familias que estaban destinadas a una muerte segura. Ahora, 80 años después, esa fábrica es un museo y, caminando por un laberinto de habitaciones, Expósito se encuentra con el despacho del empresario: “una sala que conserva su escritorio y un mapamundi que ocupa toda la pared”. Allí entrevista a Marga Polak, guía del museo, que explica quién fue el alemán: “fue lo que yo suelo llamar un 'buen alemán', que vino aquí en el año 39 con el motivo de ganar dinero y, viendo lo que estaba pasando, decide casi todo su dinero destinarlo a salvar 1.200 personas”

Todos judíos. 700 hombres y 300 mujeres. Oskar Schindler ha pasado a la historia como un “héroe porque literalmente se estaba jugando la vida con lo que hacía para evitar que acabaran en campos de concentración como Auschwitz. Pero su figura también tenía sus luces y sus sombras. “Por un lado, era un vividor, le gustaba mucho el alcohol, le gustaban mucho la buena vida y las mujeres”, explica Marga en La Linterna. Pero, por otro lado, señala que también era “una persona que tenía mucha empatía hacia los demás y al final decide salvar a todos”.

La mujer que acabó en Auschwitz por error

Salvó a todos lo que pudo porque a medida que fue conociendo detalles de la situación tan atroz en la que se encontraban los judíos, decidió darles cobijo en esa fábrica y hacerles imprescindibles para la producción. “Algunos eran trabajadores de su fábrica, algunos eran trabajadores de otra fábrica, algunas eran personas que él ni siquiera conocía, simplemente eran personas elegidas del campo en circunstancias muy oscuras y visibles”, cuenta a Expósito la guía del museo.

Recorriendo el museo se pueden ver las caras de algunos de esos “salvados”. Entre todos ellos Marga nos destaca un nombre: Niusia Horowitz. Su imagen está junto a la del resto de su familia que consiguió un trabajo en la fábrica.

Oskar Schindler

Wikipedia

Oskar Schindler

Niusia Horowitz es la última sobreviviente que vive hasta hoy en día en Polonia, vive en Cracovia y tiene 93 años. “Sobrevivió en guetos, campos, estuvo en Auschwitz, por un error fue enviada allí junto con otras trabajadoras de Oskar Schindler, y el empresario hizo un esfuerzo increíble, hizo algo imposible y sacó a 300 mujeres”, aclara Marga. “Desde la perspectiva histórica de hoy nos parece una cosa increíble”.

La promesa a Schindler antes de morir

Tras la liberación del campo de Auschwitz, Oskar Schindler se mudó a Alemania con el apoyo económico de organizaciones judías. Poco después tuvo que salir hacia Suiza para evitar que le capturara el Ejército Rojo y, finalmente, murió en 1974 en su país natal, como recuerda la guía en COPE. Murió a consecuencia de una vida poco higiénica que llevaba a causa de varias enfermedades a la edad de 66 años murió en Alemania. “Los judíos que se había salvado cumplieron su voluntad y le enterraron en Jerusalén, donde descansa en un cementerio católico”.

En la película “La lista de Schindler” es emocionante ver cómo los superviviente reales, a los que él ayudó, colocan piedras sobre su tumba. Es una tradición judía que simboliza la permanencia del recuerdo. Pero no fue el único que desafió al sistema. Hay dos diplomáticos españoles que consiguieron salvar la vida a miles de personas. El primero es Ángel Sanz Briz, que desde Hungría proporcionó pasaporte español a judíos perseguidos y Eduardo Propper de Callejón.

Desde Burdeos facilitó la huida hacia a España de judíos durante el holocausto. Por eso, cuando se cumplen 80 años de la liberación del campo de Auschwitz, es más importante que nunca acordarse de ellos.

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