LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Sobre ‘el caníbal de Milwaukee’: “Decoraba las vitrinas con los restos de sus víctimas”
Comenzó mutilando animales siendo un niño y concluyó su macabra carrera asesina devorando a sus diecisiete víctimas
Málaga - Publicado el - Actualizado
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La historia americana está llena de asesinos en serie, pero llama especialmente la atención el caso de Jeffrey Dahmer, ‘el caníbal de Milwaukee’, “porque era un asesino, un caníbal, una persona tremendamente cruel, alguien que decoraba las vitrinas de su casa con los genitales de sus víctimas”, relata en los micrófonos de ‘La Noche de Adolfo Arjona’ la decana del Colegio Profesional de Criminología de la Comunidad de Madrid, Carmen Balfagón.
Su nombre era Jeffrey Dahmer. De niño ya se entretenía mutilando sin piedad a animales. Unos años después acabó asesinando, desmembrando y devorando a diecisiete jóvenes... jóvenes como él.
MODUS OPERANDI
Jeffrey Dahmer, conocido popularmente como ‘el caníbal de Milwaukee”, solía utilizar el mismo modus operandi: frecuentaba bares de ambiente y allí entablaba conversación con otros hombres, a los que proponía acabar la noche en su casa. Justo después de intimar, el destino de sus acompañantes era siempre el mismo. Eran drogados y, posteriormente, estrangulados.
CÓMO SE DESHACÍA DE LOS CUERPOS
La carne de sus víctimas la escondía en tuberías. Los huesos los pulverizaba y los esparcía por el jardín. Las cabezas y genitales los exponía como trofeos en sus estanterías. Por si todo eso fuera poco, en la nevera guardaba otros fragmentos de los cuerpos que devoraba sin ningún tipo de reparo.
LA VÍCTIMA QUE SALVÓ LA VIDA
Sólo cuando una de sus víctimas logró escapar y dar la voz de alarma, la policía descubrió en su casa un auténtico escenario de horror y depravación. Condenado a quince cadenas perpetuas, en noviembre de 1994 Jeffrey Dahmer fue asesinado en prisión por un recluso afroamericano, que le reprochaba haber matado, sobre todo, a hombres de color.
MERCHANDISSING ‘EL CARNICERO DE MILWAUKEE’
Su figura ha quedado para siempre en la cultura popular, a veces de una forma macabra: de él se han vendido llaveros, camisetas y delantales; se han vendido muñecos con su rostro, y ha sido protagonista de canciones, chistes y comics. Sus andanzas también han sido reflejadas en la gran pantalla... tres películas profundizan en su infancia y en sus crímenes.
“Cuesta trabajo entender que un asesino en serie como Dahmer tuviera sus propios productos de merchandising, pero ese efecto de atracción por los criminales se ha dado y se sigue dando actualmente. Recordemos la cantidad de novias que le salieron a Charles Manson y, de hecho, se casó con una de ellas”, recuerda la criminóloga Carmen Balfagón.
Su cerebro, el cerebro de un psicópata, de un auténtico asesino sin escrúpulos, fue extraído por los doctores para ser estudiado. Buscaban alguna pista que pudiera explicar tanta maldad.