Max Ophüls: añorar el tiempo no vivido

Alexander von Humbolt, padre de la geografía moderna, acuñó el término “fernweh”, que podría traducirse del alemán como “pasión por viajar”. Sin embargo, parte de algo más cruel: la tristeza que provoca estar en casa pudiendo viajar lejos. A través de su cine, Max Ophüls viaja hasta una época que no conoce más que por fotografías y anécdotas: un tiempo y un espacio llenos de alfombras suntuosas, levitas y abrigos de visón, baile y pianos de cola. En la calle, quinqués, nieve, y un carruaje rompiendo el silencio de la noche. Todo esto lo resume a la perfección el narrador de ‘La ronda’, una de sus grandes películas: “estamos en el pasado, adoro el pasado, es mucho más tranquilo que el presente, y mucho más confiable que el futuro”.

La Noche de COPE repasa cada miércoles en “Uno de los nuestros” la carrera de los directores más grandes de la historia del cine. En esta trigésimo quinta entrega contamos nuestra historia por carta, buscamos aquello de lo que huimos, y tratamos de encontrar el placer en sus múltiples formas.

Max Ophüls (Sarrebruck, Alemania, 1902) encuentra en una época no vivida pero tantas veces soñada el escenario ideal para ubicar sus melodramas barrocos. Decimonónico, intenso y, por encima de todo, elegante como nadie: dicen de él que es quien mejor ha sabido filmar el amor, algo que demuestra en películas imperdibles como ‘Carta de una desconocida’, ‘La ronda’ o ‘El placer’.