Fernando de Haro, sobre la reforma laboral: "Ya pronosticamos que Sánchez diría una cosa y haría otra"
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Así ha anunciado esta mañana Ana Rosa Quintana en Tele 5 que tiene que dejar su programa durante un tiempo porque tiene que curarse un cáncer de mama. Desde aquí, Pilar Cisneros y yo, le mandamos un abrazo lleno de cariño y el deseo de una pronta recuperación. A ella, y de paso a las más de 34.000 mujeres a las que este año le han dado la noticia de que tenían un cáncer de pecho, a las que están sufriendo las duras consecuencias de la quimio, o de una intervención que ha cambiado su cuerpo. Una de cada ocho mujeres puede padecer un cáncer de este tipo, especialmente a partir de los 45 años de edad. Por eso es tan importante que a partir de esa edad, todas, aunque estén bien, se hagan las pruebas que permiten detectarlo pronto.
Ana Rosa y muchas mujeres más saben que tienen una enfermedad, eso no significa que sean personas enfermas. La enfermedad no es la condición que necesariamente tenga que definir de forma, no son los adjetivos que definen a una persona. El Covid nos ha enseñado lo vulnerables que somos y nos ha enseñado a no avergonzarnos de nuestra vulnerabilidad. Pero no se está enfermo, se está vivo, con una enfermedad. Mientras se está vivo, se está vivo, se está vivo con una enfermedad, y con muchas cosas más tan importantes o más importantes que la enfermedad.
La montaña ha parido un ratón. Tanto enredar, tanto darle vueltas, tanta megacumbre entre las dos vicepresidentas, entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño y al final la montaña ha parido un ratón. El Domingo en el G 20 Sánchez hablaba no de derogar la reforma laboral del PP, sino de reconstruir.
Hoy, al llegar a España, tras pasar por Glasgow, ha vuelto a hablar de reforma laboral. No lo ha dicho de viva voz, para que no fuera evidente la contradicción, pero Moncloa después de la reunión de las dos vicepresidentas ha emitido un comunicado en el que en el primer punto sí se habla de derogación. Ya lo decíamos ayer, ya pronosticamos que Sánchez diría una cosa y haría otra.
El acuerdo entre los dos socios de Gobierno anunciado por Moncloa a bombo y platillo en un comunicado es en realidad un juego de palabras para contentar a Podemos. Sánchez lo necesita, mientras le deja Nadia Calviño un escape para poder reconducir la nueva reforma laboral hacia un terreno razonable. En el primer párrafo de ese comunicado, se le da la razón a Yolanda Díaz, se promete una derogación de la reforma del PP, y se mencionan los puntos pactados con Podemos: los convenios colectivos, la excesiva temporalidad y la subcontratación. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha querido afirmar que el acuerdo es idéntico al firmado con Podemos al inicio de la legislatura.
Pero no es verdad que el acuerdo de hoy y del legislatura sea idéntico porque el segundo párrafo del comunicado es una concesión a Nadia Calviño. Ese párrafo dice que la reforma laboral o la contrarreforma laboral se hará con todos los agentes sociales, es decir con los empresarios. Yolanda Díaz ya había decidido dejar atrás a los empresarios porque no están de acuerdo con la derogación de la reforma. La solución de Sánchez, como es habitual en él, ha sido decir una cosa y la contraria. Más allá del juego de palabras, el problema es que el acuerdo de hoy no concreta nada, no dice cómo se van a cambiar los convenios colectivos, la subcontratación y la regulación de los contratos temporales. La montaña ha parido un ratón, cuando la recuperación se ralentiza y la creación de empleo, en una España campeona del paro, es más urgente que nunca.