Así consiguieron los ladrones de la boda de Tamara Falcó hacerse con más de un millón de euros en joyas
Los periodistas especializados en sucesos, Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, han contado en 'La Tarde' las claves del robo de las joyas de la boda de Tamara Falcó
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace casi 4 meses, el pasado 29 de junio, tres joyeros fueron asaltados en Madrid, en concreto en el km 24 de la carretera de La Coruña, a la altura del término municipal de Las Rozas. Los ladrones eran 3 o 4 individuos y se hicieron pasar por guardias civiles. Llevaban un hacha, un cuchillo y una pistola y se llevaron todas las joyas, algunas de las cuales iban a lucirlas invitados de la boda de Tamara Falcó.
Les rajaron las ruedas y golpearon los retrovisores. Entre lo robado había un diamante valorado en unos 200.000 euros. El Renault Laguna utilizado lo abandonaron a poco más de un kilómetro. Ni las cámaras de vigilancia analizadas ni las antenas de telefonía móvil han permitido identificar a los asaltantes, muy especializados. El robo sigue rodeado de incógnitas y mutismo, dado que está decretado el secreto de sumario.
¿Qué se sabe?
Lo que se conoce tras analizar las cámaras, Cruz Morcillo, la periodista especializada en sucesos, explicaba que "se analizaron 32 cámaras nada más producirse el robo, todas las encontradas en el recorrido que siguieron los tres joyeros, son dos hermanos y una prima, de la joyería Del Páramo Vintage con sede en Valladolid. Habían venido el día anterior a Madrid donde tienen una oficina en la calle Zurbano y por la que pasan clientes, gente a la que prestan sus joyas para que las exhiban, famosos o no, otras que les entregan alhajas para que las tasen o las venda".
"Salen de Zurbano a las 9 de la noche con los maletines, paran a repostar en la gasolinera Repsol de la calle Río Rosas con Bravo Murillo y tras hacerlo, les graba la cámara de la estación de servicio, circulan por la salida de Moncloa en dirección a la A-6. Iban en un llamativo Maserati. En todo ese recorrido no se ve en ningún momento el Renault Laguna que les dio el alto con distintivos policiales en el km 24 y les obligó a echarse a la vía de servicio y del que se bajaron los ladrones con chalecos falsos de guardia civil y mascarillas".
"En resumen: no se ve que los siguieran. Pudieron esperarlos, o poner una baliza al coche y luego llevársela, o incluso estar al acecho para dar otro golpe y actuar de forma oportunista".
No hay muchas pistas del caso
El coche no ha dado ninguna pista sobre el suceso, "es otro ejemplo de que se trata de gente muy profesional. El joyero que conducía y al que obligaron a bajarse del Maserati pudo ver la matrícula, modelo y color del coche. Esa misma noche, nada más comenzar la investigación, la Guardia Civil localizó al dueño del Renault Laguna. Explicó que su coche estaba aparcado en un polígono de Arganda del Rey y que no lo había movido. Allí lo encontró la Guardia Civil, con restos de polvo, no parecía que se hubiera movido".
"En realidad ese no era el coche. Habían hecho un método que hacen los terroristas de ETA, los asaltantes doblaron las placas de matrícula y se las pusieron a otro Renault Laguna distinto que apareció a la mañana siguiente aparcado en una urbanización de Majadahonda, a poco más de un km del lugar del golpe. Se habían llevado la matrícula delantera y trasera doblada y dentro no se logró sacar ni una huella que condujera hasta los autores", decía el periodista Pablo Muñoz.
Encontrar sospechosos en este caso está siendo complicado porque se trata de ladrones bastante especializados. Cruz comentaba que "Hasta donde sabemos tampoco las antenas de telefonía analizadas en su día han dado resultados. Se miraron todos los que posicionaron en la zona del asalto y también donde se halló el coche, por si podían pertenecer a algunos de los clientes o de quienes habían tenido contacto con los joyeros en la oficina ese día o en otro momento. No se halló ninguna coincidencia destacable. No significa que no la hayan encontrado después, pero no es sencillo. Una de las hipótesis es que los ladrones no llevaran teléfonos precisamente para evitar ser detectados, sino equipos de transmisiones, lo que cuadra con esa especialización máxima que se les atribuye".
Lo que está claro es que no se trata de un golpe normal, los asaltados no llevaban medidas de seguridad y "se calcula que el botín ronda el millón y medio de euros, debería estar bastante más protegido y parece ser que la costumbre es lo que le ha llevado a esto y se han encontrado con un problema muy serio, no solo los joyeros, sino también la zona de seguridad porque son delincuentes muy especializados", concluía Pablo.