La estremecedora historia de Montse, una adicta al juego, en COPE: “Me metí en mundos muy oscuros”
Fernando De Haro descubre en La Tarde la experiencia de una de los 500.000 españoles que sufren adicción a los juegos en España
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hay 500.000 personas adictas al juego en España, y somos el país de Europa con más adictos jóvenes. La mayoría de estas personas acuden a salones de juegos y tragaperras, donde además resulta más barato desayunar y comer a las personas que están enganchadas. En La Tarde de COPE, Fernando de Haro se ha acercado hasta una calle donde hay hasta dos casas de apuestas para conocer este problema de primera mano con una persona que ha sido adicta al juego durante gran parte de su vida.
Montse Jiménez empezó a jugar muy joven. Es ciega y su padre era vendedor del cupón, por lo que el juego siempre estaba en su casa. “Empecé a jugar con 15 años en las máquinas tragaperras de los bares”. Cuenta la mujer que “en los 90 estaba completamente pillada”. “No te das cuenta porque el juego es una cosa lúdica con la que te ríes. Dices: mañana lo dejo, pero nunca llega mañana”, cuenta Montse.
Las personas que son adictas al juego si entran en un salón tragaperras se le dispararían todos los sentidos. “Es una cosa que yo llevo muy dentro, y automáticamente me pondría a jugar. Me podría a llevar a una recaída”. Por ello, Montse sugiere que en este tipo de salones “habría que pedir el carnet de identidad a todo el mundo, no solo a los jóvenes”. “Que no dejen entrar a gente como yo”, añade esta mujer, adicta a las tragaperras.
“Yo paré porque llego un punto en el que pedí dinero a gente que, en condiciones normales, no le pedirías. Me metí en mundos oscuros de traficantes de drogas, gitanos... Hablé con mi marido y le dije: tengo un problema con el juego. Yo le dije que quería salir pero lo que quería en realidad es que me enseñaran a controlar cómo jugaba” cuenta Montse.
A los que están enganchados, por ello, les dice: “No tengáis miedo y hacedlo pronto. La vida es preciosa. Yo intenté suicidarme en dos ocasiones y me alegro de no haberlo hecho”.