La Foto de Fernando de Haro: "Y da envidia ese saltar suyo, entregado, confiado"
La Foto del día
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En una escuela. La foto está tomada en una escuela convertida en dormitorio, salón, cocina y baño. Los pupitres han quedado arrimados a la pared. Ya no se escucha a la maestra con su voz firme, con su voz velada de ternura. Ya no huele a tiza, a sudorina infantil, a libros sobados. Ahora huele a naranja pocha y a humedad. Sobre los muebles escolares, mantas, bolsas de ropa. Un trozo de moqueta traído de otra parte suaviza el terrazo frío. Tres niños juegan a pelearse sobre una torre de colchonetas. El más ligero, el más rápido, el más valiente se ha subido a uno de los pupitres. Y se lanza a las colchonetas con ímpetu, como quien va a darse un baño en la poza del río. El chiquillo recoge las manos detrás de la espalda, ofrece el pecho descubierto al vacío, sin protección alguna. Dobla las rodillas y levanta las piernas para conseguir más fuerza. La memoria es incapaz de recordar el breve tiempo entre que te lanzas al mar, a la piscina, a la arena, y el impacto. El instante antes de caer es demasiado pasajero. El niño vuela en ese momento cortito, cortito, que no será recordado. Se ha arrojado a las colchonetas sin contratar un seguro de vida, sin hacer testamento, sin hacer muchas consideraciones, sin consultar estadísticas, sin recordar la ley de la gravedad, sin esperar permiso alguno, sin que nadie le diga que salte, sin miedo. El niño vuela porque es divertido, porque busca la mayor complacencia, el mayor recreo, el mayor deleite. Y da envidia ese saltar suyo, entregado, confiado.