La foto de Fernando de Haro: "Para estar acompañados, los chicos de la foto necesitan de cierta soledad"
Escucha La Foto de hoy elegida por Fernando de Haro al cierre del programa
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La foto de hoy está tomada en una escuela militar de los Estados Unidos. Pero podría estar tomada en una fiesta de graduación, en el día de la patrona del pueblo, en una reunión tradicional de los mozos de cierta comarca. Es difícil saber exactamente cuántos muchachos aparecen en la imagen porque los cuerpos forman un amasijo de miembros. Los chicos iban vestidos con pantalones negros y camisetas blancas. Digo iban porque se han ido quedando desnudos al formar una llamativa torre humana. Uno de ellos aprieta los dientes y cierra los ojos para concentrase en el esfuerzo. Un compañero le trepa por el pecho y tiene ya el culo sobre su cabeza. Debe estar soportando mucho peso porque le refuerzan otros. A uno de ellos no se le ve más que el torso, un torso delgado y blanco. Y otro, un poco más relajado, sostiene al que asciende. No consigo identificar al dueño de una mano y de un antebrazo. La carne joven derrocha fuerza sin cálculo, sin miedo. Los chicos trepan olvidados de sus cuerpos, porque no suspiran, porque no se duelen. ¿Los chicos? ¿Quiénes son los chicos? Los chicos no son nada, los chicos no son nadie. Chicos es una palabra sin tierra ni historia, es un plural que lo nivela todo, un plural nivelador, opresivo, sin padre ni madre. Los cuerpos de los chicos así amontanados forman una masa fácil de conducir, fácil de dominar. Si la torre que han levantado se derrumbara los liberaría un rayo de luz. Dejarían de ser los chicos y serían Manolo y David y Ethan, personas reales cada uno con sus dos piernas y con sus dos brazos. No tendrían porque estar solos. De hecho, para estar acompañados los chicos de la foto necesitan de cierta soledad, de esa soledad en la que uno puede decir su nombre con todo su enigma y decir el nombre del otro con todo su enigma.