El hábito que deberías eliminar de la rutina de tus hijos para evitar pataletas: también aplicable a los adultos

María Luisa Ferreros es psicóloga y escritora y explicaba en 'La Tarde' la relación entre lo que comemos y cómo nos comportamos

Ana Rumí

Publicado el

4 min lectura

      
      
             
      

Si eres padre o madre, seguro que alguna vez te has oído a ti mismo decir eso de “la comida no se tira”, “si te duele la tripa para comer verduras, también para comer helados” o “si no te lo comes ahora, lo harás para merendar”.

Es posible, incluso, que estas frases te las hayan dicho tus padres. Y es que sí, todos las tenemos en nuestra mente porque encierran una verdad: con la comida no se juega. De hecho, es para nosotros fundamental, porque nos aporta la energía necesaria para afrontar el día.

Sin embargo, y aunque hay cosas muy suculentas a la hora de comer, lo cierto es que a veces la comida puede frenarnos más que impulsarnos. Y es que si no comemos equilibrado, si no ingerimos ciertos nutrientes absolutamente necesarios, podemos estar jugando en contra de nuestro cuerpo.

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Imagen de una comida entre amigos en una resturante

Seguro que alguna vez has notado que, al no comer lo suficiente, o llevar unos cuantos días comiendo “mal”, tu humor y tus emociones son completamente distintas. Y no solo eso, sino que también descansas menos.

Pues sí, eso es porque nuestras emociones, nuestra mente y cerebro, están totalmente relacionadas con lo que comemos. Y no solo en los adultos, sino también en los niños.

Pon mucha atención, porque es posible que esas pataletas que tienen tus pequeños, tengan mucho que ver con los hábitos diarios a los que les tienes acostumbrados.

      
             
      

El hábito que deberías eliminar de la rutina de tus hijos

María Luisa Ferreros es psicóloga y también autora del libro 'Dime qué come y te diré cómo se porta', y ha pasado por 'La Tarde' para desvelarnos algunos comportamientos comunes que ha observado en consulta.

Y es que, durante sus más de 20 años de profesión, observó cómo los niños tenían pataletas y comportamientos más agresivos justo antes de las comidas. Poco a poco, fue detectando que mucho tenía que ver con lo que merendaban o desayunaban.

Por ejemplo, si merendaban un bollo, al rato, tenían un episodio de rebeldía. Y es que según lo que coman, “uno tendrá más ansiedad que otro, será más hiperactivo, tendencia a las pataletas. Los niños están por construir y esto les afecta más, y hay conexión importante entre intestino, cerebro y emociones. Los neurotransmisores responsables del equilibrio emocional se producen en el intestino” comenzaba explicando.

      
             
      

Por eso mismo, hablaba de un hábito que hay que eliminar sí o sí de la rutina de los más pequeños: cenar tarde. Y es que esto ralentiza el proceso de digestión, por lo que dormirán y descansarán menos, y tendrán menos energía, siendo todo un círculo vicioso.

“El otro día una niña de 13 años me decía que hasta la hora de comer tenía tanta hambre que no se enteraba de nada. Decía que por la mañana no tenía hambre, y es que cenaba muy tarde y luego unas galletas con leche antes de dormir, y claro, ya va todo mal” decía.

No solo eso, sino que aseguraba que lo importante es que tus hijos, pero también los adultos, es desayunar. “El cuerpo es milimétrico, nos hemos de preocupar de qué desayunan. Es importante que en todas las comidas tienen que ser equilibradas y completas” explicaba.

      

La importancia de saber qué comen

Si tu hijo tiene una rabieta o un mal comportamiento de forma reiterada, es importante “identificar qué les pasa, y les pasa que tienen hambre o están cansados”.

“Si no come ni duerme, no puede desarrollar parte social ni intelectual porque está pendiente de su supervivencia. Sin energía, no ha conectado las neuronas, se desconcentran...Si no desayunan correctamente, todo esto no funciona” explicaba.

De hecho, dice que muchas veces el comportamiento puede indicar algún tipo de enfermedad como la celiaquía.

“El diagnóstico diferencial de la intolerancia al gluten se hace en función al mal comportamiento. Los que tienen esta intolerancia al gluten se portaban fatal. Lo primero a diagnosticar con un mal comportamiento, lo primero es analizar qué come, a qué hora, cómo...La parte fisiológica que es la base de la estabilidad” sentenciaba.

“No podemos acostumbrarlos a que solo merienden galletas o solo desayunen cereales. Deben quedar saciados y no tengan un pico hipoglucémico. El exceso de dulce, al cuarto de hora baja en picado y tienes ansiedad y agresividad tremenda. A nosotros nos afecta, pero a los niños el triple” apuntaba.