Rubén, víctima del 17-A: "Me clavaron un puñal, me lo saqué y casi me ahoga la sangre"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Rubén es una de las víctimas del 17-A, fue apuñalado en Cambrils por uno de los terroristas que huía. Él mismo se tuvo que quitar el cuchillo que tenía clavado en la cara, sufrió una hemorrágia con la que casi se ahoga. La intervención de los ciudadanos fue vital para que Rubén volviera a respirar.
Fernando de Haro y Pilar Cisneros han hablado con él, para conocer de primera mano como vivió aquel fatídico 17 de agosto de 2017: "Hace un año que nací por la agresión que tuve, pensé que era un corte. Sabía que había entrado el cuchillo porque me lo saqué yo, pero me enteré de la gravedad cuando salí de la operación. Yo seguí pensando que veía y escuchaba. Pero al final sí que tocó varias órganos".
Se encontraba en Cambrils pasando parte de sus vacaciones con su familia: "Estábamos de vacaciones al lado del pueblo y solíamos bajar a cenar a Cambrils. Salimos del restaurante, y fuimos andando al náutico, hacía muy a buena noche, había mucha gente en la calle. Cuando salimos del náutico, nos dirijimos al autobús y de repente escuchamos un estruendo. Me di la vuelta y vi un coche volcado. Nos quedamos mirando, pensando que sería un alcoholizado, pero era el coche de los terroristas. Yo me pongo para adelante, escucho disparos, mi pareja se echa al suelo, y yo medio agazapado".
Mientras protegía a su pareja, un grupo de personas se acercaban corriendo a donde el se encontraba, se pensaba que era la gente que huía, pero no todos eran ciudadanos: "Se acercó uno hacia mi, pensé que venía a protegerse, pero no recuerdo su rostro. Era un terrorista, se abalanzó hacia mi y me clavó el puñal. Fue directamente hacia mi porque me vio indefenso, fue él el que degolló a la persona, y que le cortó la cara a otra persona".
¿Qué recuerdas de aquella noche? le pregunta Fernando: "Lo recuerdo perfectamente, me sorprendió que me lo dejara clavado, me lo quité, y me empezó a salir tanta sangre que me empecé a ahogar. Se acercó una pareja, el hombre sacó una prenda y me la puso como compresa y frenó la hemorragia. Huimos, y conseguimos llegar a un chiringuito donde me ofrecieron de todo. Todo el mundo me ayudaba y me preguntaba que había pasado, no había visto nada, solo escucharon disparos".
"Valoro más cosas que antes, valoro caminar, que antes no lo hacía, porque estuve ocho días en la UCI y y no sabía si iba a volver a caminar"