'La Tarde' desde Cúcuta
Venezuela huye del hambre
Ángel Expósito te cuenta las historias de miles de personas que cruzan cada día el puente Simón Bolívar huyendo de Venezuela a Colombia
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Una pareja joven, veintitantos años, llega junto a su niño, casi casi recién nacido, al mercado de Cúcuta. Se quedan pegados mirando fijamente a la vitrina de uno de los puestos. Y rompen a llorar.
Llevan meses, casi un año sin ver una pastilla de jabón. Un bote de desodorante. Un frasco de colonia. Acaban de cruzar el Puente de Simón Bolívar, que se ha convertido en uno de los lugares más transitados del mundo.
En la frontera entre Venezuela y Colombia, los gritos de un niño se mezclan con ritmos de salsa y merengue. El sol y las nubes se alternan en el cielo, pero hace calor, bastante calor, la humedad se te pega a la piel, y cuesta distinguir la ropa del sudor. Un mercado caótico domina la escena. A la venta, productos de todo tipo y color: patatas negras, zapatos usados, cortes de pelo, pañales, papel higiénico, cebollas, motocicletas…Un camino que recorren, cada día miles de venezolanos en éxodo, huyendo de la ruina que arrasa su país. La pobreza ataca a todos los grupos sociales, como explica Expósito: ”mujeres famélicas que cruzan, entremezcladas con otras absolutamente operadas. Un contraste imposible.”
Doris es una de las colombianas que ha encontrado un modo de vida en este comercio de frontera. Como explica a Expósito en 'La Tarde': ”Los compradores son un 100% venezolanos. Consumen bocadillos, arroz, azúcar…También se llevan mucho papel higiénico y pañales”.
Muchos venezolanos hacen cada día el viaje de ida y vuelta. Entran a Colombia, compran lo que pueden, y vuelven a su país a seguir sus vidas. “Vienen muchos niños a buscar vacunas, medicinas…todo. En Venezuela, para comprar harina tienen que hacer una cola de tres horas”.
Pero la mayoría de los que atraviesan el puente lo hacen para no volver. Al menos a corto plazo. La primera mujer con la que hablamos carga apenas un par de bolsas. Un poco de ropa y nada más. Viaja a Perú, al encuentro de su esposo. Las lágrimas desbordan su rostro mientras habla con Expósito. "En Venezuela no hay alimentos. No aguanté más. Todo lo que tengo lo llevo en una maleta".
Naile Marcano viaja a Chile. Allí vive parte de su familia. Reconoce que tuvo suerte. Decidió sacarse el pasaporte antes de que comenzara la crisis migratoria. Gracias a ello, podrá viajar por el continente. Angy cruza junto a su niña, Nicole, de 7 años. Busca un trabajo en Cúcuta. En Venezuela los sueldos no dan para comprar productos básicos. El dinero no vale nada.
Yasmeri Quiró lleva ya meses asentada en el lado colombiano del puente. Allí abrió un pequeño puesto de comida. Pollo a la brasa, ensalada. Alimentos sencillos, productos típicos en esta zona montañosa del norte de los Andes. Cruzó la frontera junto a su pareja y la forma de su vientre revela que dentro de poco pasarán a ser tres. Una pequeña niña concebida poco después de emigrar y que, irremediablemente, nacera colombiana. "Nuestro país está bien deteriorado. No me gustaría volver a Venezuela mientras la situación esté así. Aquí nos reciben bien, dentro de lo que cabe”.