Una lucha entre el odio y la esperanza
Ya puedes escuchar la Firma de José Luis Restán de este jueves 26 de diciembre de 2024
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hoy celebramos la fiesta de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia. El Papa ha recordado su figura diciendo que, precisamente por eso, fue también el primer testigo de la esperanza que Jesús trae al mundo. Precisamente cuando estaba siendo asesinado por sus hermanos, por los miembros de su propio pueblo, exclama: “Veo los cielos abiertos”.
Francisco señala la increíble paradoja: cuando las piedras que golpean a Esteban cerraban sus ojos a la tierra, él veía la puerta del cielo abierta. Y así, para sorpresa de sus propios asesinos, “la crueldad de los hombres es vencida por la misericordia de Dios que nos acoge y nos salva”.
Ha dicho también el Papa que “hay una lucha entre el odio y la esperanza, que acompaña la historia de todos los hombres, hasta el fin de los tiempos”. Y he pensado inmediatamente en los mártires de hoy, algunos muy cerca de nosotros, como los cristianos de Burkina Faso que desde 2020 sufren los zarpazos crueles del yihadismo, a quienes dedica su campaña de Navidad Ayuda a la Iglesia Necesitada, una campaña que asumimos como propio en COPE y en Trece.
Desde que comenzó esta violencia que pone especialmente a los cristianos en su punto de mira, tres mil personas han perdido la vida y se han producido dos millones de desplazados internos, porque más del 40% del territorio de este país del Sahel están fuera del control del gobierno.
El Papa ha observado que al martirio le acompañan dos inmensos dones: el perdón y la libertad. Sólo así se explica que en este periodo tan duro para los cristianos de Burkina Faso hayan aumentado las vocaciones sacerdotales y se haya fortalecido el compromiso de los catequistas laicos y de las familias.
Tenemos la responsabilidad y la fortuna de poder ayudarles a través de esta campaña ayudaalaiglesianecesitada.org/campanas-de-ayuda#campaigns.
Es una forma de corresponder al regalo que ellos nos hacen con su testimonio de una fe que permite ver abiertos los cielos, incluso en las peores circunstancias.