"la guillotina del poder general"
Jorge Bustos en Mediodía en COPE analiza cómo Pedro Sanchez busca aferrarse al poder del partido frente a las críticas internas.
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Es gracioso el nuevo eufemismo que ha elegido la dirección del Partido Socialista para explicar lo que pretende hacer con los barones críticos: alinearlos. O sea, los quiere poner en fila a la fuerza. La mejor herramienta que se ha inventado para alinear cosas, ya sean folios o cabezas, es la hoja de una guillotina. Un corte limpio y zas, la garganta de la que salía la voz discrepante queda perfectamente alineada con la hoja de la guillotina. Luego se friega el suelo, se recoge la cabeza, se mete en un cesto y se envía a las regiones más remotas del imperio sanchista como advertencia, igualito que en la Edad Media.
El feudalismo está de moda en Ferraz. Bajo el mando de Pedro Sánchez, a quien cabe imaginar vestido de armiño y con un halcón al hombro, el PSOE se ha convertido en un régimen medieval donde hay un único señor y el resto son siervos de la gleba.
Hay también barones, pero los que se atrevan a discrepar, porque les parece injusto que el señor conceda a Cataluña una financiación privilegiada en detrimento de las comunidades más pobres, ya saben lo que les espera este sábado en el comité federal.
Sánchez los desafía una vez más, como con la famosa cartita de drama-queen: o acatáis el concierto catalán o me voy. Así que este finde se celebra un torneo o una justa en la sede de Ferraz. Con reglas amañadas para que gane el que manda, claro.
Y sin embargo las batallas que no se dan son las únicas que se pierden de antemano. Por mucho que el castellano Tudanca, el madrileño Lobato, el aragonés Lambán y el andaluz Espadas tengan las de perder, es importante que su voz se oiga y que sus argumentos sean defendidos con valentía en la cara del señor feudal.
Bueno, excluyo a Espadas de este llamamiento a la valentía porque hace tiempo que se rindió, aunque eso no le salvará de la purga. Pero Lambán y el resto de discrepantes no pueden rendirse. Porque tienen la razón.
Son ellos los que defienden la solidaridad constitucional y se supone que siempre han rechazado los privilegios de los ricos. Y son ellos los que deben custodiar ese legado, aunque ahora pierdan la batalla, si aspiran a que el PSOE algún día pueda reconstruirse tras la caída de Sánchez.
Ha dicho la portavoz socialista, una tal Esther Peña, que cuando el PSOE debate, España debate. También ha dicho que Cuenca, Soria y Teruel ya disfrutan de financiación singular y nadie se quejó. Identificar al sanchismo con España y comparar el cuponazo del PSC y Esquerra con las modestas ayudas a la España vacía son dos bromas de mal gusto que toman por imbécil al personal. Y por ahí no pasamos.