La característica que separa cada vez más al ser humano del animal: “¿Es esto bondad?”

Cada día son más las noticias que se conocen acerca del comportamiento del ser humano en el mundo a través de la información impregnada en nuestro ADN

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La característica que separa cada vez más al ser humano del animal: “¿Es esto bondad?”

Redacción Poniendo Las Calles

Publicado el - Actualizado

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Seguimos en plena campaña electoral, con el ruido de la política, los pactos, las discusiones o la polarización, que lo impregna todo. En 'Poniendo las Calles' nos alejamos de la política, para tratar otros puntos de la vida. Hoy traemos un mensaje optimista y solidario, para el cual contamos con la ayuda de nuestro compañero, Jorge Alcalde. Viene a contarnos que las buenas acciones, ser respetuoso con los demás y ayudar al más débil es un comportamiento que está impregnado en nuestro ADN.

Se suele pensar que el ser humano tiene una propensión a la maldad, que existe obviamente, hacer daño al prójimo. Pero lo que quizás no hemos reparado tanto, es que también la propensión a hacer el bien, a ser solidario, a cuidar al otro, a cuidar al prójimo, forman parte de la naturaleza humana desde tiempos inmemoriales, desde que el ser humano es el ser humano. “La ciencia ha sido capaz de demostrar a través de pruebas fehacientes en restos fósiles, en restos genéticos, que demuestran que por desgracia no todo el mundo es bueno, pero todos tenemos en nuestro ADN, en nuestro código genético, el recuerdo de actos solidarios que ocurrieron hace cientos de miles de años.” - explica a Carlos Moreno 'El Pulpo'.

Siempre hay una duda científica y es la de si los actos de bondad tiene algún valor evolutivo. “No es que haga falta encontrarle un porqué a hacer un acto de bien, se hace y ya está. Un ejemplo de ello, el que más me conmueve, que ocurrió en las excavaciones de Atapuerca, donde se encontró un cráneo hace unos años de una niña de 14 años, que en esa época era ser una adulta independiente. Una joven que tenía una enfermedad en el cráneo, una deformidad que la habría impedido llegar a los 14 años, si no hubiese tenido ayuda de alguien. Hoy en día nacen muchos niños así, son niños que tienen las fontanelas del cráneo que no se le cierran correctamente y es muy fácil atenderles, se les pone un casco especial y salen adelante. Pero hace 400.000 años, que es de cuando data el fósil, no existía la medicina, con lo que era imposible que sobreviviera más de dos años. Gracias a su tribu, consiguió llegar a los 14 años, gracias a la solidaridad del grupo.” - narra Jorge Alcalde. Es posible decir que estos ejemplos de cuidado del prójimo datan de hace 400.000 años por lo menos, una niña que han bautizado con el nombre de Benjamina y que es posible considerarlo el resto primero de solidaridad humana.

Aunque no es la única especie que se encarga de cuidar al prójimo, el ser humano. “Existen ejemplos que demuestran que los animales practican actos que demuestran generosidad o que demuestran deseo de que el prójimo sobreviva, o que el prójimo deje de sufrir. Otra cosa es que eso sea considerado un acto de bondad. Solemos tender a humanizar las cosas que pasan entre los animales.” - asegura. “No se puede equiparar, obviamente, la moral humana, el acto de bondad humana aunque es intrínseco a nuestra especie, a otros actos animales.”

Los más parecidos a nosotros, los chimpancés, se ha descubierto que cuando está herido, hay otros miembros de la tribu, de la manada, o de la familia, que le depositan hojas, incluso insectos que son curativos en la herida, se encargan de retirárselo y de limpiarla.” - ejemplifica el científico - “¿Es esto bondad? Tampoco es solidaridad. Son actos de instinto animal para sobrevivir porque no quieren dejar restos de un individuo más débil, para que los depredadores no los ataquen. Hay un instinto de supervivencia natural. Pero hay que reconocer que visto desde fuera es muy parecido, es algo tierno, enternecedor, esperanzador y optimista.”

El resumen de todas estas investigaciones, según Jorge Alcalde es que “la dignidad humana es exclusiva y el concepto de moral y de la bondad y de la maldad, no se pueden reproducir en el reino animal. Pero si es verdad que nosotros tenemos algunos instintos similares al resto de animales, al final y al cabo somos un animal de la naturaleza que nos puede hacer más propensos al mal o al bien y tenemos la posibilidad de convertir eso en valores y generar una ética del comportamiento.”

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