El secreto que se esconde detrás de los niños asesinos: “El placer es saber qué va a pasar”

Son muchas las historias que se conocen acerca de estos casos que parecen irreales. César Alcalá y Blanca Navarro exponen en un libro los distintos casos con un exhaustivo análisis

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El secreto que se esconde detrás de los niños asesinos: “El placer es saber qué va a pasar”

Redacción Poniendo Las Calles

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Perfiles psiquiátricos de niños asesinos” Así se titula la nueva obra que acaba de publicar la editorial Sekotia. Se trata de un estudio de investigación de César Alcalá y Blanca Navarro, en el que, a través de los distintos casos expuestos en este volumen, un exhaustivo análisis psiquiátrico-forense sobre el perfil de quienes a muy temprana edad ya están cometiendo crímenes de sangre. Hoy nos ayuda a Poner las Calles uno de sus investigadores y escritor, César Alcalá.

En un primer momento fue el encargo del editor, sacando un primer libro de perfiles psiquiátricos de hombres asesinos. Pero no fue el único. Luego vinieron las mujeres y, por último, han llegado los niños. Es casi imposible que en nuestra imaginación entre la imagen de un niño asesino, pero se dan casos. César era un novato, pero Blanca ya había trabajado con ellos dado que ella es profesional de la psiquiatría y se encuentra en varios hospitales donde ha podido ver casos de niños con ciertas patologías o traumas. “Cuando te metes en cada uno de los personajes se te encoge el corazón.” - reconoce el entrevistado.

Este tipo de niños, tienen una pauta de comportamiento similar. El libro se encuentra dividido en tres partes. La primera trata sobre personas que tienen un problema psiquiátrico, una deficiencia mental. “Tienen los mismos parámetros que pueden tener los hombres asesinos con la diferencia de que los hombres empiezan a delinquir cuando ya son mayores de edad y, en este caso, los niños empiezan en la más tierna infancia y muchas veces por imitación, para saber que se siente.” Es el caso de niños que cogen a otro para pegarles una paliza y hacerles todo lo posible, por ver que sentimiento les produce.

En el momento en el que sales del ordenador te tienes que olvidar de lo que has escrito, lo que pasa es que no puedes.” - explica a Carlos Moreno 'El Pulpo'.

Crímenes de está índole pasando a diario en nuestro país y es posible achacarlo a la sociedad de hoy en día, tema que se ha querido desvirtuar del libro. “Tú puedes decir que los niños, actualmente, tanto con la televisión como con los videojuegos, así con mil y una cosas más, se les puede potenciar la criminalidad. Pero es que nosotros también ponemos casos de niños de principios del siglo XX donde no había ni televisión ni videojuegos. Hay un instinto innato, donde si pueden haber casos relacionados con la televisión y los videojuegos, que lo puede potenciar, pero se trata de una cosa de los últimos años. Los niños han asesinado desde que tenemos referencia, principios del siglo XX.” - comenta el escritor.

Es un cliché nuestro que los niños son inocentes. Y no son inocentes. Los niños hemos sido crueles desde pequeñitos con compañeros de clase. No hay mayor crueldad que la de un niño diciéndole a otro que es un cuatro ojos. La crueldad que se establecía en ese momento era brutal, pero solo era verbal. Somos crueles por naturaleza, meternos con el débil que tenemos delante nuestra.”

¿Dónde reside el placer de quitarle la vida a alguien?

El placer es saber qué va a pasar.” - reconoce César. El libro recoge un caso conocido, el de Ann Perry. Ella ayudó a una amiga a matar a su madre y luego se convirtió en una figura estelar de escribir libros. Una vez en televisión, años después, reveló que fue una niña asesina, que había pagado por lo que había hecho. “Hay un momento en el que el raciocinio te devuelve a la realidad, pero debes cargar con ello toda tu vida.”

Aunque hay un caso que es el que más ha marcado a César. Al final del libro tratan tres sitios que son terribles, las favelas de Brasil, los niños de la guerra y los del señor de la guerra. “Me pasaron un vídeo de una criatura de tres años que dispara un soldado, como si fuera un juguete para él. El padre le da una pistola, le pega un tiro en la cabeza, la persona cae muerta y el niño se pone a reír, porque para él es un juguete. Y claro, de esta forma empieza algo terrible. Lo tenemos aquí al lado y estamos en el siglo XXI, al igual que las favelas de Brasil.” - explica.

“No hay nada inventado, se sufre de verdad y hemos tenido que dejar personajes fuera porque no cabían en el libro. Hemos hecho una selección de lo que más impacto genera pero se pueden llegar a hacer cuatro o cinco libros. No hay veinte niños así, hay tantos niños asesinos como asesinos en serie o como mujeres asesinas.” - reconoce César Alcalá.

Factores que provocan niños asesinos

Familias desestructuradas, padres alcohólicos, que hayan sufrido abusos, como pegado, divorcios, malos tratos en el colegio, malos tratos en la vecindad. “Además hay un condicionante innato en la persona, todas las personas que sus padres están divorciados, no son asesinos, ni todos los que han tenido padres alcohólicos han acabado siendo como ellos. Se dan unas circunstancias o parámetros en cada uno de ello. La primera muestra en estas personas es el maltrato a los animales, donde los tortura y después los mata.” - explica.

La criminalística, en estos casos, no dice nada. “En el libro sale un caso con una canción, I don't like Mondays de The Boomtown Rats. Esta basado en un hecho real de una niña asesina. “El padre le regala una escopeta a la niña. Ella aburrida en casa saca la escopeta por la ventana y empieza a disparar al colegio y cuando la polícia la detuvo le preguntaron el por qué del hecho y comentó que era porque no le gustaban los lunes.” - y de ahí la base de la canción, una gran canción de una desgracia.

Otros de los casos nombrados en el libro son los de Cayetano Santos Godino y Jesse Pomeroy, niños asesinos. El primero, mató a varios chicos y a uno de ellos clavándole un clavo en la cabeza. Fue a visitar a este en su funeral y preguntó por el clavo. El mismo se entregó y al final acabó en la cárcel asesinado por sus compañeros. En el caso de Jesse, su padre era alcohólico y acabo asesinando a finales del siglo pasado.

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