Carta pastoral del obispo de Tarazona: Navidad, solo Navidad

Para Vicente Rebollo la Navidad es la manifestación de Dios, el misterio de la humildad de Dios y nos hace testigos de su nacimiento

Vicente Rebollo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Estamos celebrando uno de los momentos más bonitos del año, la Navidad. Para los creyentes es el misterio de Dios que se hace hombre para redimirnos, liberarnos del pecado y hacernos hijos de Dios para siempre, con la posibilidad, si creemos en él y nos dejemos amar por él, de hacernos eternos. Sin duda es la gran noticia que merece la pena ser celebrada, que produce una profunda alegría en el corazón de las personas.

Noticia de la que la sociedad se hace permeable y extiende por todos los rincones esos deseos de hacer lo mejor para los demás, y hacernos felices unos a otros a través de encuentros, fiestas, regalos… de dejar apartado de nuestro corazón muchas diferencias y vivir con alegría y concordia. Sin duda algo loable. Pero la superficialidad con frecuencia lo invade todo y lo que en principio son buenos deseos, gestos de cercanía y cariño, se quedan sólo en gastos, compras, comidas, celebraciones… Por eso me gustaría invitarte a través de este escrito y, al menos mientras lo leas, que te quedes con lo esencial de la Navidad que sea sólo Navidad y me quiero servir, te propongo, de tres frases que nos llevan a lo esencial de este misterio divino.

1.- la Navidad es la manifestación de Dios: podemos descubrir a Dios a través de muchas cosas de la naturaleza, un gesto de caridad, una celebración, el perdón… pero lo propio de la Navidad es ver a Dios en el niño recién nacido, envuelto en pañales y acompañado de Jose y María.

Nos podemos preguntar ¿cómo ver en un niño la grandeza y omnipotencia de un Dios? Este es el misterio de la Navidad, no lo entienden los sabios y entendidos, sólo lo descubre la gente sencilla que se deja iluminar por Dios. Deja todo ahora y desde la sencillez contempla a Dios en el recién nacido.

2.- la Navidad es el misterio de la humildad de Dios. ¿Cómo Dios, el más grande, el todopoderoso puede ser humilde? La respuesta es, lo hace porque es la única manera de que el hombre pueda descubrir a Dios. Ahí es donde se manifiesta precisamente todo su poder, hacerse pequeño, reconocible por el hombre. No le busques en muchas cosas que nos hablan de Navidad, sino dentro de tu corazón sencillo y humilde.

Párate y siente que su amor late en tu corazón.

3.- la Navidad nos hace testigos de su nacimiento. Reconozco que me gusta ver los nacimientos que se preparan en muchos sitios, que admiro la creatividad de las personas y cómo montan su nacimiento, el tiempo que dedican, cómo cada año innovan y aumentan sus creaciones. Enhorabuena por ello.

Demos un paso más y concentremos todas estas representaciones en mi vivir desde el agradecimiento de nuestra mente y corazón a Dios por hacerse hombre, a María por ser su madre, a Jesús por haberse hecho hombre y Dios a la vez. Vivir este agradecimiento ensanchará nuestro corazón y así todos aquellos con los que nos encontremos verán en nosotros a personas profundamente creyentes en el misterio de la Navidad.

Vicente Rebollo Mozos

Obispo de Tarazona

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