Y mañana Navidad

…Y mañana Navidad

Agencia SIC

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Mons. Antonio Algora Termina, con este Domingo, el Adviento para cuantos hemos tratado de celebrar este tiempo de espera, dejándonos llevar del amor a su venida. Y mañana ya es el 24, que trae la Nochebuena en la que nace Dios en medio de esta Humanidad, tantas veces distraída e indiferente al mayor acontecimiento de su Historia. Os confieso que me ha sorprendido la inmediatez: pocos años sucede así. Y he pensado que hasta puede ser una señal de la urgencia con la que este año, de los peores de la Crisis, necesitamos que venga el Salvador.

Necesitamos, sí, que aprendamos esta definitiva página de la Historia donde el Hijo de Dios viene hecho hombre con la humildad y pequeñez en la que nacemos todos, en la austeridad y pobreza de la cueva destinada a guardar animales y trágicamente marginado del pueblo de Belén porque no hubo sitio en la posada para la madre que iba a dar a luz. "Muy entero y acabado y lleno es el Verbo de Dios, pues ninguna cosa le falta ni le puede faltar, y quita Él la falta a todas las cosas. Mas este tan rico en el seno del Padre, miradle hecho hombre en el vientre y brazos de su Madre, y por todo el discurso de su vida y muerte; y veréis cuántas veces le faltó el comer y el beber en toda su vida; cuan falto fue de cama para echarse, cuando le puso la Virgen en el pesebre, porque ni cama ni lugar tenía en el portal de Belén. (S. Juan de Ávila, Audi filia, c.110)

Así nace Dios y se presenta a todos en la Historia: A los que vivimos este acontecimiento desde la fe, y que sabemos que, resucitado de entre los muertos, ha saltado la barrera del tiempo y del espacio y cobran permanente actualidad todos y cada de los momentos de su vida, nos tiene que seducir su Nacimiento, la maravilla del Amor que Dios nos tiene. A los que andan enmarañados en multitud de dudas de fe, refugiados muchas veces en creer por su cuenta, les tiene que llamar la atención que sea la Iglesia -la familia de los hijos de Dios, el pueblo de bautizados- la que ha sido puesta por el mismo Niño-Dios para hacerse, Él, presente en el tiempo. A los que definitivamente han decidido no interesarse por esa dimensión humana que es la religiosidad de la persona y del conocimiento de fe, no se les puede escapar ni dejar de reconocer el ruido que ha armado en la historia humana este acontecimiento, el más celebrado, sin duda, por un calendario que la ha dividido en un antes de Cristo y un después de su nacimiento.

Jesucristo nace hoy para todos, creyentes o no. Será también historia, mañana, en la Nochebuena, que las comunidades cristianas en medio de las circunstancias más favorables o adversas y cumpliendo el Amor de Dios Padre a la Humanidad, haremos presente a su Hijo Jesucristo, Dios y Hombre verdadero que viene "en la humildad de nuestra carne". Así lo considera San Juan de Ávila en su carta 67: "E para que se diese más confianza a los hombres que podrían alcanzar a Dios, y que no huye de ellos, se hace uno de ellos y se pone en los brazos de una doncella, teniendo Él fajados los suyos, sin poder huir del hombre que buscarle quisiere. ¡Oh, celestial Pan, salido del seno del Padre y puesto en la plaza de este mundo, convidando contigo mismo a cuantos te quisieren comer y gozar! (…) Grande miseria es la de aquellos que; viniéndoseles el pan a su casa, ellos se quieren más morir de hambre que no abajarse y tomarlo (…) Ánima mía, ven acá y dime, de parte de Dios te lo pido, ¿qué es aquello que te detiene de no ir toda y con todas tus fuerzas tras Dios? ¿Qué amas, si a este tu Esposo no amas? ¿Y por qué no amas mucho a quien mucho te amó? No tuvo Él otros negocios en la tierra sino entender en amarte y buscar tu provecho aun con su daño…"

¡Feliz Navidad!

Vuestro obispo

+ Antonio Algora

Obispo de Ciudad Real