El ginecólogo que ha llegado a congresista para desmontar las mentiras del aborto en Estados Unidos
Roger Marshall ha ayudado a nacer a 5.000 niños. Con ese conocimiento y como experto, ha dado el salto a la política para ayudar a acabar con el aborto
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Sobre el aborto hay argumentos a favor, argumentos en contra, legislación y muchas opiniones. De políticos de todos los partidos, de pensadores, de gente de la calle, etc. La de Roger es una más, pero se escucha en uno de los lugares con más poder del mundo: la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Junto al Senado, esta cámara conforma el Congreso de EE.UU. Allí, Roger lleva trasladando su mensaje a favor de la vida más de tres años.
5.000 vidas en los últimos 30 años: rezar por cada una de ellas
Roger es de Kansas y, antes que político, era médico especialista en obstetricia. Es padre de cuatro hijos. Su amor por la vida es en parte por ellos. Recuerda que iba a estar destinado a la protección de la vida, desde que tuvo la más importante es sus propias manos. Era su hija Lauren, la primera. "Desde el momento en que escuché llorar a mi hija primogénita Lauren, sabía que quería traer vida a este mundo. Nada me ha traído más alegría repetida que entregarle a su madre un bebé recién nacido que llora y recitar una breve oración en silencio por el bebé y su familia”.
A ese encuentro con su vocación, se le suman las más de 5.000 vidas que ha ayudado a llegar al mundo en los últimos 30 años. Según sus propias palabras, ha dado en brazos de sus madres a 5.000 bebés y rezado 5.000 oraciones por ellos y sus familias.
Ha visto durante décadas nacer vida en el vientre de las mujeres, la ha visto crecer y la ha ayudado a llegar al mundo. Por esa razón, está tan convencido de que "la vida comienza en la concepción". Él ha sido testigo del proceso, desde el principio, hasta los primeros gritos de la nueva vida.
Su trayectoria de 30 años cerca de la vida viene de lejos. Su convicción es profunda. Tanto, que cuando era estudiante, buscaba residencias y hospitales en los que no se practicasen abortos. Con el aborto, Roger no negociaba.
Un salto a la política...por la vida
"He comprometido mi vida profesional a llevar la vida a este mundo y sé que un niño es una creación viva de Dios antes de que lo reconozcamos como nacido. Animo a los que defienden la ‘elección’ (favorables al aborto) que visiten mi consulta y hablen con las muchas mujeres valientes que han traído alegría a este mundo incluso a través de las circunstancias más difíciles".
Ese fue uno de los discursos que ayudaron a que Roger llegase a la esfera política. Él llama a que quienes son favorables al aborto, por lo menos, vean lo que él ha visto y escuchen lo que él ha escuchado. También se ha comprometido a luchar contra él desde la economía: no quiere ni un dólar de los contribuyentes para financiar esta práctica.
Ahora ha colgado la bata y el instrumental médico y sus armas son la retórica y la convicción. Ambos talentos los está usando, por ejemplo, ante las leyes que se han aprobado en otros estados como Nueva York y Virginia sobre lo que se denomina "aborto tardío". Roger carga contra el aborto tardío, porque es una ley que incluye propuestas de incluso dejar morir a un bebé que haya nacido vivo sin prestarle asistencia médica.
Un político que no recita eslóganes provida
Este congresista se ha expresado en varias ocasiones en favor de la vida. Como político, pero sobre todo como profesional sanitario. Después de haber sujetado 5.000 vidas en sus manos, dedicado 30 años a cuidar madres embarazadas y orientado a familias, considera que tiene algo que decir. Más que como político, como experto.
El aborto tardío que ha salido adelante como una práctica beneficiosa para la mujer. Eso es lo que afirman los demócratas. Roger dice al respecto que las medidas que incluye esa ley son "peligrosas y pueden ocasionar muchas muertes". ¿Ese es su argumento político? No, es el del experto. Roger defiende esta postura porque “el proceso de aborto tardío que ha aprobado Nueva York es inhumano, tanto para el niño como para la madre. A medida que avanza el embarazo más riesgos de complicaciones se producen con el aborto”.
Entrando más en detalle, habla desde la experiencia en la materia. Asegura que la perforación uterina en las madres tiene un mayor riesgo cuanto más tarde se quiera efectuar el aborto. Otro de los factores de riesgo son los desprendimientos de placenta, que pueden provocar hemorragias peligrosas para la madre. La mala cicatrización, infecciones uterinas y en órganos cercanos son otros peligros que, además, pueden desembocar en la pérdida de la fertilidad.
No hay embarazo que no afecte emocionalmente a la mujer
La respuesta que dan los demócratas para insistir en llevar a cabo el aborto es la salud mental de la madre. Alegan que puede sufrir trastornos mentales y emocionales. Roger les da la razón en eso: todo embarazo provoca algún tipo de malestar o alteración emocional en las mujeres. Sin embargo, esa no es su única baza para contestar a los demócratas.
Entre sus destinos como médico, Marshall ha ejercido como ginecólogo...en un hospital psiquiátrico y una cárcel para reclusos con problemas psíquicos. Allí, ha podido ver a madres con enfermedades y trastornos mentales. Como consecuencia, dice que “hasta el día de hoy, no puedo pensar en un solo escenario en el que piense que un aborto tardío ayudaría a mejorar la salud mental de una mujer”.
La diferencia de ser testigo
Roger dice que ahí reside la diferencia sobre la visión, no sólo política, del problema. Él ha visto “los resultados y las complicaciones de los abortos y la angustia que causan”, y considera que los políticos demócratas.
Para él, la legislación que ha entrado en vigor en Nueva York es un desprecio a la vida...y a la medicina. Por eso, invita a organizaciones y entidades médicas y civiles a denunciarlas y condenarlas enérgicamente.